Imagen: blogdespertandolaconciencia.blogspot
Los hay que hablan de Satanás,
los hay que hablan de Dios. Los hay que hablan de izquierdas y los hay que
hablan de derechas. Los hay que pasan el tiempo ante un partido de fútbol y los
hay que lo hacen perdiendo la vista y las neuronas ante la caja boba de un
programa basura. Los hay que viven envueltos en lujos, rodeados de los coches
más exclusivos de las marcas más prohibitivas para el resto de los mortales.
Los hay que viven en chabolas en zonas no urbanizadas, con los pies enterrados
en el lodo. Los hay que no tienen agua potable para beber, ni agua caliente con
la que asearse. Los hay que hacen el tonto quemando neumáticos para respirar un
poco de materia tóxica, al tiempo que hay personas que no tienen que comer.
Es evidente que en nuestro mundo
hay de todo, y los hay que justifican la variedad como lucha contra el
aburrimiento. Dicen que todo sería demasiado monótono si fuéramos más parecidos.
La sociedad siempre pone su grano de arena en pos de la distancia y la
fragmentación. Desea la pugna, la disputa, la discordancia, la discusión. Todo
nos mantiene entretenidos en creernos que estamos defendiendo algo vital, cuando
lo que hacemos es dejar pasar nuestra existencia, un tiempo irrepetible que
podría ser empleado en solucionar problemas de la humanidad, al menos en crear
concienciación. La conciencia es la que me permite sentir próximo a los demás,
es la que hace que me importen los otros, cómo viven, cómo se sienten. Es la
que me concede percibir que el otro es exactamente como yo, que energéticamente
somos lo mismo, que quiero que viva tan bien como pueda vivir yo. Que deseo
para él, lo que quiero para mí. Que le respeto como me respeto yo. Que no deseo
hacerle ningún mal ni molestarle. Que no quiero rivalizar con él sino colaborar
para alcanzar metas mejores para todos.
Hay otras formas, no hay una
única senda de confrontación diaria y situaciones fatalistas como nos muestran
los informativos del país. Hay cantidad de logros positivos para la humanidad,
que no entiendo por qué casi nunca tienen cabida en los medios. Parece que
tienen el objetivo de frustrar nuestras vidas, apesadumbrarnos, acobardarnos,
desunirnos, inmovilizarnos al mismo tiempo. Que no haya reacción alguna. Que no
reclamemos la vida de verdad para que continúe esta explotación legislada
mundialmente en la que siempre los que se hicieron poderosos, monetariamente
hablando, saquen provecho del esfuerzo de sus semejantes empobrecidos.
Solo veo una salida, que nada
tiene que ver con la falsa luz al final del túnel que a todos los payasos
televisivos y congresistas les gusta vendernos, crecer como personas. Para
ello, es imprescindible que en el sistema educativo, desde pequeño, se
incorporen actividades que vayan en ese sentido. Seguramente hablar de algunas
técnicas o prácticas sería injusto porque otras muchas que podrían llevarnos al
mismo lugar se quedarían sin nombrar por mi desconocimiento. Yo encontré algo
en el yoga, en la meditación, con las danzas y el chamanismo. Algo que me
transformó para ser una persona mejor, así lo veo, así lo percibí, y mi
conciencia se acrecentó. Mi respeto por la humanidad es diferente, mi sentir
por todos los habitantes del Planeta es distinto. Los valores humanos nacen de
ese crecer interiormente, por eso comprendí y comparto la necesidad de hacer
algo para que todos como conducta diaria tengamos nuestro espacio para
desarrollar aquello que la distracción intencionada actual nos está
arrebatando.