Imagen: El Confidencial
Ayer pudimos ver en algunas televisiones, así como en redes sociales, a un okupa en zona madrileña que esgrimía como razón para seguir okupando la vivienda, que había pagado 2.000€ por la llave y que llevaba viviendo en esa propiedad 4 meses. Flojo argumento frente al sentido común y la sensatez, si no fuera por el amparo de leyes descabelladas que protegen a los que okupan viviendas frente a los derechos de sus propietarios; obligados en casi todos los casos a abonar luz y agua, por si fuera poco. Que no vayan a faltarle al okupa todas las comodidades.
Volviendo al sentido común y la sensatez, o sea, a la cordura, el asunto puede ser y debería ser resuelto justo en el momento en el que cualquier propietario tiene conocimiento de que su propiedad ha sido allanada. Tendría que bastar con una simple llamada a los cuerpos de seguridad para que estos tuvieran la obligación por ley de acudir al domicilio asaltado y pedir documentación por escrito, bien contrato legal de arrendamiento, bien escritura de propiedad, para comprobar de quién es la propiedad, y poner ipso facto al delincuente de patitas en la calle.
No se puede confundir el derecho Constitucional a tener una vivienda digna, con que el Estado te la tenga que dar, o que tú libremente la puedas pillar por el método que creas más oportuno. Igual sucede con el derecho a un trabajo digno, ¿acaso el Estado va a sentirse obligado a facilitártelo? Las viviendas han de ser dignas, no chabolas, y han de estar al alcance de todos. Con el trabajo ha de suceder los mismo, debe tener condiciones dignas y estar al alcance de todos, pero ni lo uno ni lo otro se tiene que dar por la cara bonita de nadie o por las protestas y presiones, muchas veces poco cívicas. Cada actuación tiene, como de hecho sucede, ciertas condiciones mínimas que se deben reunir, y las oportunidades para tener los ingresos o para formarse tienen que ser iguales para todos, pero el individuo se ha esforzar por conseguirlas. Esa es una obligación universal, no todo van a ser derechos, hay obligaciones; el que algo quiere, algo le cuesta. Ni se puede fomentar la vagancia ni el pillaje. Se ha de educar a la población, se ha de tratar, como ya he dicho en otras ocasiones, el pleno empleo, para que todo el mundo pueda participar de nuestra sociedad sin quedar marginado.
Seguiremos...
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