¡Que poco vale la vida de unos
ciudadanos para otros ciudadanos!, hay personas ignorando los derechos de otras
personas, hay personas ciegas que están interpretando que ellos tienen todo el
derecho a vivir y vivir bien, mientras que ellos mismos están creyendo que
otros muchos, o no los tienen, o deben vivir en condiciones precarias, bien sin
hogar, bien sin alimentos, sin trabajo, sin atención sanitaria, educación, etc.
Los humanos nos estamos
equivocando al mantener un sistema egoísta, donde la norma es: primero yo y los
míos, a una gran distancia todos los demás. Esto es un grave error, semilla de
las desigualdades, de la rivalidad, de la injusticia, que trata inútilmente de
distanciarse de los demás; una distancia que siempre será aparente puesto que
lo que es lo mismo, es indivisible. Es un espejismo verse distanciado, producto
de la enfermedad mental y el desequilibrio que estamos padeciendo; el hombre
actual está enfermo sencillamente.
Falta conocimiento de uno mismo y
de la humanidad, falta autorealización, no basta con estudiar mucho, este
extremo se ha de complementar con el autoconocimiento y la sociedad ignorante
no promociona esta cualidad del ser humano; entre otros motivos, porque no le
interesan a los explotadores, abducidos por el capital salvaje y bestial, que
está arrasando la inteligencia global. Nos imponen las normas de mercado, las
costumbres, las disciplinas consumistas; nos someten al concepto de competitividad
que a ellos les va mejor, nos endeudan a su conveniencia y todo ello para
seguir enriqueciéndose a costa del debilitamiento de los ciudadanos trabajadores,
honrados y honestos; todos aquellos valores que ellos no son capaces de
alcanzar.
El humano está jodiendole la vida
a sus semejantes, ¿hay algo más absurdo?, si el reparto de las riquezas fuera
más uniforme, si a otros que son iguales a nosotros, les importáramos más; alcanzaríamos
vivir todos mejor, más dignamente, como nos corresponde hacerlo. Somos seres
inteligentes y no basta con decirlo, con que se nos llene la boca al decirlo,
debemos expresarnos desde el corazón. Se ha terminado el tiempo para seguir
tonteando y desperdiciándolo, es vital cambiar, es vital dejar de tratar de
engañar a nuestros semejantes o de que no nos importe la vida y el bienestar de
los demás. Ellos son igual que nosotros, todos somos lo mismo, aquello que
tengamos que conseguir, debemos hacerlo entre todos. Colaborando unos con otros
y procurando que el otro se encuentre bien, preocupándonos por los demás, vamos
a llegar más lejos, vamos a construir empresas más importantes que si luchamos
solos de forma egoísta.
¡Despertemos de una vez por
todas!, dejemos la maldad a un lado, dejemos el rencor, dejemos el odio;
comencemos a amar la vida, la vida de calidad, la vida donde cabemos todos y
donde se hace necesario que marchemos todos. Hay que olvidar las rencillas, hay
que perdonar, hay que tener disposición de ayudar, tiene que haber entrega,
debemos hacer más gestos de amor hacia el prójimo. Es hora de agrandar el
pequeño círculo de cada uno de nosotros, para que vayan entrando más y más
personas.
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