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Tal como
funcionan los clanes mafiosos, todos los diputados del Congreso acuerdan mandar
a la mierda a las incompatibilidades de las funciones propias del cargo público
y las que se puedan desarrollar en la empresa privada. Todo el Congreso nos
viene a decir que no trabaja más porque no le da la gana, y que con este acuerdo
a puertas cerradas, abunda en que hay tiempo más que suficiente para alternar
varios cargos simultáneamente. Sus señorías son privilegiados por dedicar su
jornada a varias funciones en empresas distintas, además de su función pública,
con un salario muy por encima de lo que cobran los trabajadores humildes de
nuestro país. A pesar de ello, se auto autorizan a ganar más, a quitar la norma
de incompatibilidades y, por tanto, hacer lo que les sale de sus partes bajas.
El descaro de
la clase política es magnánima, casi insuperable por ninguna otra, salvo por
los mismísimos gánsteres mundiales, de cuyo clan, aquella parece formar parte.
Está viendo venir el tsunami económico de la crisis del virus y está moviendo
ficha para poner su culo en tierra firme… ¡vivan las puertas giratorias!, deben
estar todos festejando. De nuevo, en el tono más irónico diría que vuelven a
mirar por el bien de la ciudadanía… ¡es por lo que lo hacen!, ponen en práctica
una medida hitleriana para preservar la representación de la población
española, la hispanidad, nuestra raza, para quedar ellos cuando los demás
hayamos sido arrastrado por las aguas y los lodos del tsunami, así como por las
carencias esenciales, debido a la pobreza que se prevé.
A escondidas
nos colocaron la monarquía entre artículos de la Constitución. A escondidas
firmaron el art. 135 de la Constitución. A escondidas hablan los Ministros y
acuerdan asuntos que nos competen y afectan a todos. A escondidas tejen las
redes de saqueo y corrupción. Ese es el nivel de transparencia, respeto,
honestidad y calidad humana de la clase política de todos los tiempos de
España. Ya sé que muchos periodistas suelen apostillar que esto es lo que
ocurre en el resto del mundo, pero no por ello se debe aceptar como normalidad
sino todo lo contrario, es una anormalidad extendida. La carencia de una
justicia de calidad, ayuda a que los fines mafiosos de los políticos lleguen a
ser una realidad que suele quedar sin castigo para sus infractores. Cuando se
funciona de un modo ordenado, estudiado, previsto y con unos fines delictivos,
estamos tratando con organizaciones criminales.
La democracia
efectiva del pueblo es la de tragarse todos esos asuntos delictivos y abusivos,
porque el pueblo no puede hacer nada en tiempo real contra esas bandas que se
sientan en los escaños del Congreso. Como hemos visto cierran el Congreso,
desconectan las cámaras y micrófonos, y se adjudican todos los privilegios que
tienen a bien, aunque afecte negativamente la marcha del país, el buen
desarrollo de las funciones, el obligado cumplimiento de lo prometido, y
perjudique directamente el bienestar de la ciudadanía.
Es necesario
poner fin al sistema de supremacía de clase que los políticos se han fabricado
y mantienen legislatura tras legislatura. Necesitamos que las fuerzas del orden
se alineen con el pueblo para desalojar las Instituciones de gente corrupta,
abusiva, ladrona y que perjudica a la ciudadanía. Las fuerzas del orden no
pueden seguir a las órdenes de un Estado donde el deporte nacional es estafar
al fisco, llevarse los dineros a paraísos fiscales, robar el dinero público,
adjudicarse prebendas que no corresponden, etc.