El mundo funciona con energía,
pero de nada valdría sin los conocimientos y la experimentación alcanzada en:
la robótica, la mecánica, el diseño, la física, las matemáticas, los
materiales, etc.
Cuando vemos un programa basado
en la fabricación de algún producto, por simple que pudiera parecer, es inmenso
el estudio que hay detrás, la cantidad de máquinas que intervienen, la mano de
obra cualificada y especializada, muchísimos procesos que actúan hasta
finalizar la producción de que se trate. Sin olvidarnos de la gran inversión
que es necesaria, para abordar una industria especializada en aquello que
fabrica.
El mundo del conocimiento, de la
investigación, del estudio, todo lo que significa tecnología es tan alucinante,
que pareciera estar cerca de lo mágico o fantástico. Las máquinas trabajan con
total perfección, siempre que estén bien calibradas, se les someta a revisiones
periódicas y se les sustituyan aquellas piezas que sufran desgaste, pues de lo
contrario los márgenes de tolerancia superaran los límites permitidos. Si esto
sucede, la fabricación se verá afectada, las piezas obtenidas serán
defectuosas, no pasarán el control de calidad y se habrá perdido el tiempo y el
dinero.
A pesar de que la ciencia y la
tecnología mueven el mundo, les hace avanzar, son las responsables de lo que
damos en llamar coloquialmente “adelantos”; se está descuidando, la
investigación carece de los presupuestos adecuados que le respalde. Los científicos
emigran a otros países, trabajan para multinacionales o laboratorios privados
en el extranjero, consiguen hacer descubrimientos fuera de nuestras fronteras y
los mayores perjudicados somos nosotros. Nuestro país se empobrece, no puede
seguir el ritmo de la investigación, no puede ser competitivo, no tiene
patentes que comercializar, depende de lo que vendan otros, tiene que importar
de casi todo lo importante.
Tenemos técnicos súper preparados
en casi todos los campos de la ciencia y la tecnología, pero no les dan cancha,
prefieren mover el dinero en pelotazos de los que los de arriba puedan
conseguir golosas comisiones. Pastones que van a cuentas en paraísos fiscales,
a Suiza o los meten bajo el colchón, en la caja de una máquina de escribir
antigua o en compras de propiedades a lo largo del territorio español.
Es lamentable la involución de
España, el progresivo deterioro, el cierre paulatino de industrias y empresas
de todo tipo; como se han venido cargando, desde hace años, la agricultura, la ganadería
y la pesca. Como los gobiernos tragaron, igualmente desde hace mucho, por lo
que dictaban gente de fuera de nuestro país, gente que nadie había elegido en
ninguna elección democrática en España. Esos dictados nos han llevado a la
pobreza, a no tener dinero para soportar nuestro sistema educativo, sanitario,
nuestro tejido empresarial, etc.
Nos falta personalidad, al pueblo
y a los gobernantes, para no dejarnos pisotear por los intereses ajenos a
nuestras tierras y a nuestras gentes. La lucha, desde los de arriba hasta los
de abajo, ha errado la dirección hacia la que caminar, quiénes son los
enemigos, cuáles son los fines a conseguir, cuál es nuestra estrategia o cuál
es nuestro proyecto como sociedad. Hay mucho bandolero, mucho corrupto, mucho
acojonado, mucho sinvergüenza, mucho idiota ocupando cargos de responsabilidad
cuando son tan irresponsables, hay mucho “analfabeto” ocupando despachos y así
nos va.
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