Se reanuda la
imputación de la Infanta Cristina y comienza la casa del horror, la conveniencia
de pasar por alto el delito de blanqueo de dinero porque exige,
ineludiblemente, juicio y cárcel; así como que es curioso que del cuarteto
formado por ella misma, su marido Urdangarín, su socio Torres y la esposa de
este, tan solo tiene unas condiciones excepcionales de imputación, la Infanta.
La Infanta
socia al 50% de la empresa Aizoón con su marido, que ha firmado todas las
aprobaciones de cuentas durante años, cómo puede ser que llegue al juzgado y
diga más de 500 veces que no se acuerda, que no sabía nada o que estaba muy
confiada porque estaba muy enamorada de su marido, ¿qué defensa es esta, por
favor? Ya son muchos los casos de imputados en este país, que no se enteraban
de nada para eludir a la justicia; ya son demasiados infractores de nuestras
leyes los que salen airosos e impunes.
Y para remate,
se han sacado de la manga algo que se empieza a oír: Doctrina Botín, para
evitar que la Infanta se tenga que sentar en el banquillo. De nuevo el Fiscal,
pasa la mano por el lomo e incumple con su obligación de acusar. En base a
aquella doctrina Botín, que se han inventado, porque se acomodó para que el
banquero se librara de ir a juicio ante el caso de fraude fiscal que cometió.
¡Ah!, pero era un banquero y ya sabemos, connivencia directa entre políticos y
banqueros.
Con respecto a
lo que dice esa doctrina Botín: no se puede sentar en el banquillo a nadie, si
el afectado, en este caso Hacienda, no lo exige. Hacienda es perjudicada de
fraude fiscal y blanqueo de dinero evidentemente, ¿acaso Hacienda es algo al
margen de los intereses de los ciudadanos?, pues entonces no puede actuar de
forma autónoma, siguiendo sus propios intereses e independientemente del
interés social, de todos los ciudadanos.
Otra
bochornosa situación de nuestra justicia, que se inclina a los pies del poder
institucional, en este caso del poder de la Casa Real y de lo que consideran políticamente
más rentable. No es deseo de venganza, es una necesidad de que se acaben los
saqueos de lo que debería entrar en las arcas públicas para el bien de toda la
sociedad. Es una necesidad de que la justicia se deje, de una vez por todas, de
partidismos, colores, banderas, etc., y se muestre con valentía e
independencia. Esto lo pedimos todos los ciudadanos y estamos dispuestos a
barrer en las próximas elecciones y sobre todo en las nacionales, tenemos una
necesidad prioritaria de poner fin a la corrupción gratis y a los privilegios
que se han adjudicados para si los políticos españoles. Hay necesidad de terminar
con todo esto en nombre de la honestidad, aunque algunos le hayan dado en
llamar: romper el sistema.
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