Cómo piensa una persona que lleva
un arma y comienza a disparar contra otras personas. Cómo piensa una persona
que se rodea el cuerpo con explosivos y entra en un lugar de gran afluencia
pública, los hace estallar, se rompe en mil pedazos y asesina a cientos de
personas. Cómo piensa una persona que se separa de su cónyuge y que no permite
que sigan viviendo sus hijos o hijas, para que el otro no los disfrute más.
Cómo piensan esos adultos que secuestran y abusan de los pequeños o,
sencillamente, reiteran sus delictivos actos pedófilos. Cómo piensan todos
aquellos que toman decisiones para hacer el mal para una gran parte de la
sociedad, convirtiéndoles en victimas de sus desmanes y enriqueciendo a una
minoría. Cómo piensan todos esos que han fundamentado sus vidas en la mentira y
el engaño hacia los demás.
Es inexplicable comprender que
haya tantas personas actuando impulsivamente, carentes de corazón, faltos de
humanidad, irresponsablemente hacia el conjunto de la sociedad, hacia el resto
de la humanidad. Parece mentira que existan tantos procesos que matan
supeditados a la economía y que, sin embargo, no estén sometidos a la salud y
bienestar de las poblaciones. Parece mentira que exista un juego tan negro, terrorífico,
dañino y criminal, ejecutado por el mismo hombre, contra si mismo y la
humanidad.
A pequeña escala, en nuestras
proximidades, ya vemos como hay niños ineducados o insuficientemente educados
que hacen el mal, rompen farolas, papeleras, les prenden fuego, pintan paredes,
camiones o autobuses, persianas de establecimientos comerciales, escaparates,
etc. Rompen bancos y todo tipo de mobiliario urbano, haciendo el mal por distracción
o por aburrimiento. Es lamentable, como se ensañan con lo que no es suyo y es
de otros o de todos. En muchas ocasiones, esos mismos jóvenes son irrespetuosos
con los mayores, no admiten que les llamen la atención o sencillamente que se
les mire cuando hacen sus salvajadas de turno. No se a donde vamos a llegar
pero esto no huele bien, el mundo está en una contención forzada por la
irracionalidad de las religiones, los dictadores, las presiones económicas de
los poderosos, la colaboración necesaria de los “ingobiernos” el hambre de una
gran población mundial que crece cada día y de enfermedades que se extienden
porque no interesa investigarlas.
Este mundo envuelto en historias
inexplicables estamos fabricando, amén de la contaminación del medio, las
radiaciones de todo tipo que nos atraviesan por doquier, los alimentos
adulterados con conservantes y otros productos añadidos, la explotación
infantil en algunos países a los que no tienen ningún pudor en acudir las
multinacionales para seguir generando mayores beneficios. Una sociedad poca
solidaria con los demás, egoísta, donde cada cual va a lo suyo y lo de él es lo
primero, etc. Y todo esto para qué, me pregunto, ¿los actores de todo este desastre
sobrevivirán para contarlo?
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