Somos los
ciudadanos, los que nos levantamos bien temprano para incorporarnos a las
normas de cada una de las empresas en las que trabajamos. Somos nosotros, los
que tenemos que pagar cuantos impuestos establezcan. Somos nosotros los
contribuyentes que nos vemos obligados a soportar sobre nuestras espaldas, un
sistema que se revuelve contra nosotros de la mano de una mafia criminal, que
lo mismo nos desahucia, que lo mismo nos multa o nos dice qué podemos o no
podemos hacer o decir y a esto se le llama sistema democrático, mantener las
reglas de juego, etc.
Somos los
ciudadanos la verdadera fuerza y poder de la sociedad aunque no nos lo creamos.
Somos nosotros los que generamos riqueza para que otros la disfruten a nuestra
costa o bien, nos la roben. ¿Y si desde mañana dejáramos todos los puestos de
trabajo para hacer lo que sabemos hacer por nuestra cuenta?, ¿Y si desde mañana sacáramos
todos las cuatro perras del banco y les dejáramos sin negocio?, ¿Y si desde
mañana nos negáramos todos a pagar los impuestos, los créditos, el combustible,
la energía, etc? Es una salvajada, pero no es diferente de la que hacen los
altos cargos cuando acuerdan sobreprecios por los servicios contratados con el
dinero de todo. Es lo mismo que cuando las grandes fortunas defraudan y no
contribuyen con Hacienda del mismo modo que usted o yo tenemos que hacer. Es lo
mismo que sucede con todos esos golfos, mafiosos y delincuentes escondidos en
las instituciones que malversan los dineros públicos, que viajan a nuestra
costa o tienen tarjetas para gastar en fiestas, coches, artículos de lujo o
viajes.
Somos los
ciudadanos los que tenemos que mover el culo del sillón y exigir que se vayan
los delincuentes que estamos manteniendo. Somos nosotros los que tenemos que
luchar por lo que es nuestro y que otros se han tomado como suyo. Somos
nosotros los que debemos decir que la fiesta se ha acabado, que con nuestro
dinero no se va a dar más dinero a banqueros o a eléctricas, para que
posteriormente se lo repartan sus accionistas. Somos nosotros los que tenemos
que sacarlos de la vida pública para siempre, que se busquen la vida con sus
medios, pero que no nos cuesten ni un euro más.
Debemos tener
un poco de amor propio y menos comodidad, dedicar menos horas a la caja tonta,
al sálvame y a toda esa telebasura. Somos nosotros los que debemos reaccionar,
¿qué más nos ha de suceder para que nos pongamos en marcha contra los abusos y
la corrupción manifiesta? Cada día, nuevas noticias en la misma dirección,
políticos pringados hasta las cejas, partidos corruptos, compañeros que dejan
pasar bajo sus narices las prácticas delictivas sin que sean capaces de
denunciar porque temen ser expulsados del partido. No llegan a ser honestos
porque perderían su medio de vida, ahí está el problema que no se es político
de casta aunque si de la casta.
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