Aguas sucias
bajan desde las cloacas hacia las cloacas, tal como si fuera un perfecto
círculo vicioso. Todo se dispone para volver a meter un gol a la sociedad
española, tenemos a la vista unas nuevas elecciones, cuyos resultados serán
tamizados, una vez más, por la deficiente e injusta ley electoral sobre la que
casi nadie habla. Las mentes están en los colores, en los símbolos de toda la
vida, en el romanticismo de partido, aunque la gente vaya a ser engañada de
nuevo.
No escucho
mensajes de esperanza, no se oye hablar de proyectos sino de rivalidad, algunos
partidos se dan prisas por hacer antes de las elecciones todo lo que pudieron
hacer mientras gobernaban, y no lo hicieron. Los candidatos sueltan frases con
musicalidad pegadiza en la consecución de los votos, posteriormente ya tendrán
tiempo de desmentirse y de traicionar la ilusión de los que les dieron su voto
creyendo en sus palabras y en su palabra de hombre cabal, serio y cumplidor.
Los aspirantes
de los partidos con corrupción demostrada, como PSOE y PP, con quienes ningún
juez o fiscal se ha atrevido a echarles fuera del juego, juegan como los demás
a volver a engañar al pueblo español, pero ni una palabra de condena por las fechorías
y el atraco al dinero público cometido por sus compañeros. Ellos actúan como si
su partido estuviera limpio de corrupción, aunque lo que sí sabemos es que son
cómplices de encubrimiento de los actos delictivos de sus compañeros.
Compañeros a los que les fueron asignadas ciertas funciones o tareas que
beneficiaban subrepticiamente a sus partidos y, de paso, ellos sacaban su
tajada propia. Cuando se ha conocido las consecuencias de sus atracos, se ha
tratado de forzar a la justicia, lo que casi siempre se ha conseguido. Se ha
mirado para otro sitio en muchas ocasiones y, más tarde, se ha premiado a los
delincuentes políticos con cargos de cierta relevancia en tal o cual
Institución del Estado o Autonómica. Ya me dirán si esto no es la cloaca
filtrando su propia mierda.
A pesar de
todo lo que viene sucediendo en España desde la muerte del dictador, continúa,
de cierto modo, el modelo de aquel. No en balde la falsa democracia instalada
en España es heredera directa del sistema autocrático del caudillo. Ese es el
molde por el que han de pasar todos los partidos, dicho modelo quedó
perfectamente limitado en la llamada Constitución del 78, según algunos,
obligado paso de transición… hacia no se sabe qué formato, pero eso sí, con
monarquía incluida a la fuerza y montones de ministros franquistas simulando no
serlos. ¿Se imaginan cualquier ámbito de la vida estancado en el 78?, sería una
involución en todo, pues ya pueden comprender que todo ha evolucionado en
diferentes direcciones y formas, pero seguimos sin poder tocar la Constitución
porque es la “piedra filosofal” que, según algunos, vertebra y cohesiona la
sociedad española.
La situación
es para poder cogerlo todo y poderlo triturar, pero no solo por el afán de
destruir sino por el de dar la oportunidad a construir de nuevo sobre
principios donde no haya ni sospechas de corrupción, ni de deshonestidad, ni de
especulación con lo público, ni posibilidad de que accedan a los órganos de
poder la gente malvada, traidora y delictiva. Hay que construir con los
conocimientos actuales, sabiendo todo lo que ha venido sucediendo, evitando
cometer los mismos errores, sellando las grietas de escape y fuga que tienen
las leyes actuales hechas por golfos para los golfos. La independencia judicial
ha de ser una realidad y el que la haga que la pague se llame como se llame.
Las sentencias han de ser completas, sin permisos ni beneficios penitenciarios,
nadie debe poder comprar su libertad con dinero, y todos deben cumplir hasta el
último día de su condena, devolviendo antes de conseguir su libertad todo lo
robado, habiendo cancelado su deuda con su víctima. Las cárceles se deben
convertir en industrias, porque no es justo que la sociedad entera tenga que
hacerse cargo de los gastos de manutención de los delincuentes…, que trabajen y
se sostengan ellos mismos con su trabajo. Su sueldo se debe dividir en tres
partes, una parte para mantenerse, otra para hacerla llegar a su familia y, una
tercera, para zanjar su deuda con la sociedad o con su víctima. Se me ocurre,
que juzgar a alguien se puede tornar en relativamente fácil, veremos: se valora
el daño y se encierra al autor del delito, que no volverá a salir hasta haber
cancelado la deuda, producto de su delito, con ese tercio de su sueldo en
prisión… ¡la gente se lo pensaría más!, ¿no creen? Esto se puede aplicar a
muchas formas de cometer delitos, supongamos el comisario Villarejo, supongamos
que no ha robado dinero público ni privado, sino que sus actos en sí han sido
delitos contra las Instituciones, y que se sabe tiene pruebas contra otras
personas, pues hasta que no revele las pruebas y se aclaren todos los asuntos
en los que está implicado, no vuelve a salir a la calle. Pero trabajando y
produciendo como cualquier obrero, con sueldo propio del sector, no por ser reo
hay que tratarlo peor… ¡ah! y ocho horas de trabajo, tampoco hablamos de
explotarle.
Se pueden hacer
muchas cosas bien hechas, con cabeza y librarnos del gasto de cantidad de miles
de millones de euros que se van por la alcantarilla, gracias a estar gobernado
por inútiles e indolentes. Dentro de poco tendremos elecciones, utilice la
cabeza, olvídese de haber votado siempre al mismo, sobre todo si ya gobernó,
porque puede estar seguro que ese partido nos ha robado y traicionado, a mí no
me cabe la menor de las dudas. ¿A como no se atreven a someter a una auditoria
toda su gestión y a aceptar el castigo de su incompetencia?
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