Ahora Rivera
se quiere unir a la banda de Sánchez, ahora no le importa que sean una banda
con tal de tener la cabeza metida en la pomada. El CISC augura una caída sería
para C’s, y la única forma de combatir los malos resultados que probablemente
conseguirán, es unirse a su adversario político, al que criticaba ferozmente
hace solo un mes. Rivera se parece a Groucho Marx, que tiene unos principios,
pero si esos no valen, saca de la chistera otros, todo es bueno para Rivera
menos quedar fuera de algún gobierno, aunque para ello, como ha hecho hasta
ahora, apuntale partidos corruptos: PP en Madrid, o PSOE en Andalucía, en la
anterior legislatura andaluza.
Rivera ha ido
a una empresa de disfraces para adquirir uno de caco con antifaz y todo, para
llegar a la banda bien uniformado. Ha cambiado el traje y la gomina por el buzo
a rayas y el pelo al viento y despeinado, como corresponde con el personaje que
le toca asumir y representar. A esta gente el teatro se les da de muerte,
nacieron para ello, hacen cualquier papel con tal de llevarse el sueldo, lo de
la vocación de servicio público y demás deberes hacia la ciudadanía, su
bienestar, etc., va por otro lado. A ellos lo que les gustan son las cámaras,
el escenario, la prensa sensacionalista, salir en la foto aunque el gesto
facial no acompañe o la toma sea una toma falsa, como es casi siempre hablando
de política.
Rivera es de
los que critica a los que dice solo quieren sillones, pero él, elecciones tras
elecciones se arrima a unos u otros, tengan las convicciones que tengan y el
programa que piensen desarrollar. Rivera siempre reclama sillones para los
suyos aunque para ello den el gobierno al partido más corrupto de Europa, algo
que hay que repetir porque la gente en este país tiene la memoria muy corta o volátil.
Ahora ha dicho públicamente que quiere unirse a la banda de Sánchez, ya no le
importa convertirse en un asaltante de camino más, ya no le importa que a un
posible gobierno de Sánchez le apoyen los independentistas… ¡ahora es progre!,
ha sido de repente, se ha dado un golpe en la cabeza y lo ha visto claro, es de
izquierda central, bueno de derecha dudosa. El hombre sigue aturdido y se
proclama medio pensionista, levanta el puño izquierdo, pero tararea el cara al
sol, Malú le hace los coros, lleva mal el ritmo respiratorio y se autoventila,
la ansiedad le asalta tal como él quiere hacer con el poder y cae en la cuenta
de su aspecto: traje a rayas negras, antifaz negro, puño izquierdo en alto,
entonando el cara al sol, y dice como Dinio… ¡la noche me confunde!
Más vale
tomarse la política como lo que es, una comedia divertida, un sainete o una
farsa, porque si nos tomamos en serio el desbarajuste actual y pasado, es para
echarse a llorar y anegar media España. Vaya usted a saber si las riadas
pasadas no tienen su origen en el llanto interior de los españoles ante tal
esperpento. ¿Cuánto más debemos soportar la ciudadanía española? Es un abuso oligárquico
constante, España y todos los españoles obligados a obedecer los mandatos de
una minoría circense a las órdenes de unos pocos banqueros y empresarios. Así
que las Instituciones se nos han llenado de figurantes que han resultado estar
parasitando los recursos aportados por toda la ciudadanía. Prometen lo que no
hacen, gastan lo que no pueden gastar, regalan lo que no es suyo, privatizan
sin nuestra autorización, nos roban, nos estafan y nos traicionan… así concluyo
la labor de esos inútiles que solo están por la pasta y su ambición de poder.
No son todos, pero sí la gran mayoría.
El 10 de
noviembre votaremos, volverá a salir un popurrí y ya se encargarán los
políticos, como digo siempre, de tergiversar lo que hayamos dicho en las urnas.
Ellos pactarán si son capaces de hacerlo, compondrán el gobierno de aquellos
que como Rivera tengan estómago para convertirse de la banda, y volverán por
sus fueros, lo que quiere decir que se irán rápidamente a recibir órdenes de
esos banqueros y empresarios que nadie ha votado, para que se adapten las
políticas y las medidas a tomar, a lo que ellos quieren y les interesan.
Votemos, pero hagámoslo
esta vez sin necesidad de ponernos una pinza en la nariz para evitar la
pestilencia de la corrupción, y sin vendas en los ojos, ya somos mayores y
sabemos qué ha hecho cada formación y cómo han ocultado su propia corrupción…
¡no olvidemos!
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