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Llamémosle así
al arte de embestir, empleado por los políticos para hacer caer al que se tiene
por adversario. Lamentablemente, estamos viviendo tan desnaturalizados que lo
esencial, lo puro, auténtico o humano, no vale nada. ¿Recuerdan al caballista
con garrocha en mano persiguiendo al toro, tratando de alcanzarle para
voltearlo de cualquier manera y resultando las consecuencias que sean?, pues
igual veo a los políticos, agarran un hilo y comienzan a tirar de él a ver si
se llevan toda la manta y dejan al otro sin nada con lo que taparse. Le sacan
punta a cualquier asunto por nimio que sea, últimamente no dejan de hablar de
Ábalos y de su encuentro con la segunda del gobierno de Maduro. Todos los días
en algún momento de los informativos, le dan un palito a la burra, como se
suele decir, y erre que erre con la tal Delcy; los contrarios al gobierno han
cogido la garrocha y persiguen al, supuestamente, mentiroso, deseando
voltearle, herirle, hacer sangre y, si pudieran, comérselo vivo, eliminarle de
alguna manera, hacer caer, si fuera posible, al gobierno con todos sus
ministros, asesores, y Pedro revuelto con ellos. ¿No hubiera sido más fácil
decir que se la encontró, que por cortesía le saludo, y pasar del asunto?, ya
sé, tiene prohibido pisar territorio español, o sea, que si el avión que la
llevaba hubiera hecho trasbordo en Barajas o Aeropuerto Adolfo Suarez, como
mejor guste a los constitucionalistas, entonces quizás mejor empleando solo el
nombre y apellido del político, y no se hubiera encontrado con Ábalos… ¿nadie
hubiera desarrollado toda esta chaladura mental convertida en el intento de lancear
al adversario? Estamos, nuevamente, frente a un caso de cobardía política, algo
que les caracteriza al no reconocer la verdad de los acontecimientos, algo
propio y frecuente del vodevil que bien define a la vida pública de los
políticos en el mundo.
¿Cuándo van
los políticos a entender que la honestidad, la integridad, la coherencia y el
servicio al pueblo, aderezados de una gran dosis de humanidad, son cualidades
imprescindibles y necesarias para alcanzar el entendimiento, la buena praxis en
todos los entornos, el progreso y el bienestar social? Ser político es ser de
una pasta singular, hay que tener cara para defender una cosa hoy y lo
contrario mañana. Esto sucede porque lo que falta es el ser humano actuando,
hay programaciones más o menos tendentes a la delincuencia dentro de la mente
de cada una de esas personas que ambicionan poder y solo poder. Solo fundiendo
de nuevo el material, la materia prima, será posible obtener fabricados
diferentes con cualidades distintas. Hay que desnudar al sinvergüenza, hay que
despojarle de su programa de maldad y desconsideración. Hay que desprenderle de
su coraza social, que no humana, para que se vea desvalido, expuesto,
vulnerable como los demás. Hay que tratar de repartir concienciación mediante
una educación diferente en todas las etapas de la vida, por el bien de la humanidad.
Que se les quite de la cabeza que un material así pueda hacer todo lo que es
fundamental para el ser humano, entre otras cosas, porque ni ellos conocen de
qué se trata.
Han
descubierto que el morbo vende además de hacer ruido, y han optado por esa vía.
Las ideologías no deberían de contraponerse sino complementarse, pues
seguramente habrá proyectos o argumentos válidos en todos los grupos
preocupados por el bien de la gente. Ha de suceder eso, que estén preocupados y
ocupados por conseguir el bien de la ciudadanía, a ser posible sin anteponer el
suyo al de los demás… ¡ya se lo estoy poniendo difícil!
El poder tiene
algo que seduce a quien lo ambiciona, yo diría que hasta lo domestica. Se
domestica con carteras, se domestica con dinero o con picnic en tal o cual
finca. Hacer equipo no es anular tus principios sino ponerlo al servicio de
todos. Hacer equipo no es decir la misma mentira, sino argumentar las razones
por las que se hacen o se dicen ciertas cosas. Hacer equipo no es pertenecer a
un club que se distancia de aquellos para los que dicen trabajar. Hacer equipo
es saber acoplar con orden y sin fricciones que pongan en peligro a la máquina,
las diferentes piezas de la misma. Lo que no conviene a los españoles es que la
vida política continúe siendo el tiro al blanco de la feria, o el acoso y
derribo del oponente como deporte nacional del político mientras no alcanza el
poder suficiente para gobernar. Hay que pasar de la oposición a la colaboración
para todo aquello que la población pueda necesitar.
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