Imagen: medac.es
Ya abordé hace
unos días el asunto de la agricultura, como siempre desde mi punto de vista,
ahora quisiera volver al asunto animado por la única respuesta que el
presidente del gobierno parece poder decir: “que los intermediarios hagan
autocrítica”, hasta ahí llega, su valentía y capacidad legal, tal vez, no le den
para otra forma de defenderse ante el problema que plantean los agricultores,
después de todo tienen, como siempre, a las fuerzas de seguridad para apaciguar
los ánimos a base de porrazos. Todo lo que se le ocurre al señor Sánchez es que
los que se lo llevan “muerto”, que hagan autocrítica… ¡y la van a hacer porque
usted lo diga!
A mí se me
ocurre otra manera de abordar el tema con un estudio serio y minucioso que
averigüe los costes reales de cada eslabón de la cadena. Un estudio que
contemple todo el recurso tecnológico, humano, material, gastos y suministros
empleados para producir, recoger, envasar, transportar, almacenar, conservar,
etc., que no se escape ninguna acción precisa y necesaria para hacer llegar al
consumidor los productos en tiempo y forma adecuados para llevarlos a casa e
incorporarlos a su alimentación.
Una vez
averiguados esos costes, repito, reales, que se establezca por ley un margen de
beneficio a partes iguales, que es donde viene el problema, ¿lo aceptarán las
diferentes partes?, evidentemente, la parte más desfavorecida dirá que sí
inmediatamente, pero los que se están llevando la mayor tajada de la
transacción agrícola, se opondrán. Además, tengo entendido que hacer esto, que
es de sentido común… que todos ganen, es contrario a las leyes actuales de
libre mercado, también es tachado de intervencionismo por parte del gobierno,
tiene cantidad de buitres y detractores en su contra, los furtivos se oponen a
que se le ponga alambradas al campo… ya me entienden.
Mientras el
hombre siga siendo un depredador de su propia especie estaremos siempre al
borde del abismo, no nos dejaremos vivir, o como hacen muchos, querremos vivir
lo mejor posible, ignorando cómo viven otros. Lo expuesto es una manera de
mediar sin perjudicar, sino reequilibrando costes y beneficios en proporción a
los gastos en los que incurra cada eslabón de la cadena, no quise decir que se
tengan que repartir los beneficios a partes iguales, por ejemplo dos para cada
uno sin atender a sus costes, ¡no!, se haría, como acabo de exponer, atendiendo
a los gastos de todo tipo, demostrables y necesarios para hacer las funciones
que cada empresario, que interviene para producir género, requiera hasta
ponerlo en las estanterías al servicio del público. En función de esos gastos
reales y demostrables, se aplica un porcentaje de beneficio que resulte para
cada interviniente proporcional o equitativo. Ya no quisiera tener que hacer
más esfuerzo en explicar esto, creo que está lo suficiente claro lo que expongo
y pretendo, lo que a mi entender debiera haber esbozado el presidente de haber
sido un actor valiente; ya me dirán cómo se soluciona un problema si uno de los
que se está forrando con la gestión asevera que sí, que se está llevando el
taco… ¿y qué?, ¿ya está el asunto resuelto? Si él estuviera en la presidencia
del gobierno al SMI (Salario Mínimo Interprofesional), ¿se quedaría conforme
con solo pedirnos a la ciudadanía que hiciéramos autocrítica?, en el supuesto,
como debiera de ser, que la ciudadanía dijera cuánto quiere que cobren sus
políticos.
Queremos
seguir comiendo productos frescos del campo y a ser posible con poca o ninguna
contaminación por pesticidas y demás tratamientos venenosos, también llamados
fitosanitarios. Queremos seguir ingiriendo productos provenientes de las
huertas que no maduren en cámaras, que tengan sabor, que estén en un buen punto
de maduración natural y lo más parecido a los productos ecológicos, porque a la
ciudadanía hay que aportarle energía sin matarla poco a poco, o en diferido
como nos hubiera dicho cierta política del PP de gobiernos anteriores… ¿se acuerdan
de Cospedal?, ¡cómo la echo de menos!, ¡cómo echo de menos los trabalenguas de
Rajoy!, aquello sí que era política distracción o comedia política… ¡cómo han
cambiado las cosas!, ni siquiera el coleta es quien era, todo el mensaje de izquierda
se ha apaciguado, incluso ya se aplaude al rey, ¡vaya si cambia a las personas
el molde gubernamental! El dinero que se percibe por estar en el gobierno ha de
tener mayor valor que el que se percibe por ser diputado raso, porque su poder cambia
a las personas, les obligan a hacer y decir cosas diferentes a las que manifestaban
semanas antes de entrar en el cónclave. Yo soy, yo digo, yo quiero…bla, bla,
bla, hasta llegar al gobierno, después te pasan por la piedra de afilar
asperezas y todo es tan aburrido…, tan monótono…, no sé si es lo de la piedra o
es a una lobotomía a lo que te someten al entrar en la casta.
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