Si escuchas
atentamente comprenderás que nos están engañando continuamente. Hablan de
transparencia para quedar divinamente, pero aplican leyes que ayudan a la
opacidad. Se suceden los gobiernos y se mantienen los mecanismos que eximen a
los delincuentes, de cierta clase social, a ser penados o castigados por las fechorías
delictivas y provocativas que cometen.
Se desestiman
las pruebas inculpatorias cuando se les consideran tomadas o recogidas de
manera ilegal, sin dar valor a su contenido, a lo que ponen de manifiesto
dichas pruebas. No se dan por válidas y se deja libre a los culpables, a los
delincuentes. Yo creo que las pruebas, pruebas son, se hayan obtenido del modo
que sea; la ilegalidad no es ese acto sino el proceder delictivo que arrojan
las pruebas. Por lo tanto, los jueces deberían tener libertad de decisión, así
como una ley a su disposición sin salvoconductos para delincuentes.
Si no hubiera
el grado de impunidad y corrupción actual, que se alimentan la una de la otra y
del tráfico de influencias, nadie investigaría, analizaría o se tomaría las
molestias de recoger pruebas. Las pruebas o su modo de obtención no son el
problema aunque en ocasiones le cueste el puesto como sucedió con el Juez
Garzón y se desvíe la atención de los ciudadanos hacia este menester. Lo que
importa es a lo que se le está restando importancia, el hecho delictivo, el que
haya delincuentes en puestos de relevancia de las instituciones, el que nadie
alce la voz para denunciarles y hacerles dimitir o cesarles.
Las pruebas
dicen lo que dicen y culpan a quienes culpan, lo que hay que valorar es el
contenido de las mismas para que caiga todo el peso de una ley justa sobre los
culpables. Todo el peso de la ley es el que no da lugar al indulto del
culpable, a la prescripción de los delitos o la no reclamación de los dineros
robados al erario público. ¿Qué hay que hacer?, hacer desaparecer del código
penal todos estos vericuetos o reductos para alcanzar la impunidad, la compra
de la libertad, la no devolución de los dineros y la prescripción de los
delitos mareados en el tiempo de un juzgado a otro, de un juez a otro, al
supremo, a la Audiencia Nacional, etc.
Concluyendo diré
que es relativamente fácil o muy fácil, si un gobierno honrado legisla que no
tenga miedo en modificar el código penal en los aspectos comentados y en los
casos concretos citados y frecuentes. Si sustraen dineros, que se les aplique
la privación de libertad y la imposición de no recuperarla hasta que no
devuelvan todos los euros robados. En el caso de asesinatos, no hablo de
accidentes, es bien fácil, verá la calle cuando la vea su victima, creo que es
justo.
Hace falta un
gobierno honrado, valiente y humano, que se mueva con otros valores. Los
ciudadanos no estamos dispuesto a aguantar la carroña alternante, defensora de
sus privilegios y que nos hunden a los ciudadanos sin ningún pudor.
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