Imagen: maspaisandalucia.es
Ayer fue mi último día de trabajo del presente contrato con el SAS en labores de mantenimiento, y podría decir que comienza mi jubilación, aunque la fecha oficial para cesar en el trabajo es el próximo 23 de julio. Digo esto, porque el SAS suele contratarme para sustituir vacaciones tanto en verano como en Navidad, y cuando me vuelva a llamar me quedarán solo unos veinte días para la jubilación, y ya no voy a incorporarme de nuevo. Ayer los compañeros y yo nos despedimos como si fuera la verdadera fecha indicada para desvincularme definitivamente, y empezar a dedicar el tiempo a lo que me gusta, a lo que quiera hacer, a sentir que el tiempo es mío, que ya no tengo que dar más de mi valioso e irrepetible tiempo a ninguna empresa. Nos abrazamos y llegué a sentir la emoción que se debe sentir en un día auténtico de despedida por jubilación, ellos lo hicieron posible.
Cuando estás por contratos de corta duración, le coges aprecio a muchos compañeros, trabajas con muchas personas distintas, te ponen a realizar muchas funciones propias y no tan propias de tu profesión. El SAS ha creado una categoría profesional que es la de Técnico Especialista en Mantenimiento de Edificios, y a todos nos toman como si supiéramos todos los oficios, así que te pueden encuadrar como fontanero, electricista, mecánico, calefactor, etc. Los trabajos casi siempre se realizan porque nos apoyamos unos en los otros y salen adelante. El casi, es porque hay tareas de una cierta dificultad, que los más antiguos del lugar se niegan a realizar y terminan contratándolas a empresas externas, después se quejan que cada día privatizan un poco más las operaciones propias del equipo de mantenimiento.
He observado con los años que lograr una plaza en la empresa pública, por lo general, no es un adelanto ni una ventaja, no al menos para la empresa pública. He visto como personas que trabajan de un modo cuando no tenían la plaza, se han amodorrado, por llamarle de algún modo, en el momento que ya tenían la plaza fija. Parece que hicieran las oposiciones para saber que ya no hay quien les levante la voz o le vaya a exigir demasiado. Nadie tiene derecho a chillarte o a explotarte, pero ese no es el caso, aunque haya puesto un ejemplo no real, he querido decir que una vez consiguen las plazas se dejan ir en el trabajo, yo lo he podido comprobar. Afortunadamente, no todos son iguales, y hay trabajadores magníficos. Por lo general, los jefes de equipos han sido personas competentes, que me han dispensado un trato correcto, pero lo que me he encontrado en el Hospital de la Mujer (Antes Maternal) del Virgen del Rocío de Sevilla, a Jesús, esta persona es excepcional, la implicación y ayuda que presta a todo el equipo es valiosísima, no lo he visto en ningún sitio. Lo que te haga falta, lo tienes con él, no tiene que arremangarse, siempre va en magas cortas, te pregunta dónde estás y allí que va, coge una herramienta y ya está funcionando como otro operario más, es un fuera de serie. El resto de los compañeros, bien, he trabajado a gusto con todos ellos, serviciales, los he tenido siempre que me han hecho falta, he colaborado con todos cuando lo han requerido, y creo que ha sido una corta, pero enriquecedora experiencia laboral, ¡Un fuerte abrazo a todos!
Para finalizar, solo indicar dos aspectos que me han llamado la atención de asuntos relacionados con las instalaciones y la forma de trabajar, o de facilitar el trabajo posterior de mantenimiento: Se debiera recoger en una oficina técnica todas las modificaciones que se realizan continuamente en las instalaciones: cuadros que cambian de lugar, líneas que se tiran por unas bandejas u otras, cajas de conexiones que se van ubicando por diferentes lugares, etc. Dicha oficina técnica debiera tener los planos primeros en sus archivos, con las instalaciones iniciales, y a esos mismos planos ir añadiendo todas las modificaciones que se realizan para ampliarlas o mejorarlas. Y por otro lado, existiendo unas instalaciones originales, se ha ocupado todo el espacio con instalaciones más recientes, que impiden trabajar con seguridad y facilidad, más bien es un imposible trabajar en las instalaciones más antiguas, que son las que más se averían, porque alcanzarlas es cuestión de pundonor y de asumir un gran riesgo a caerte desde una altura respetable, pasando de un tubo a otro, pisando sobre superficies nada fiables, sin poder sujetarte adecuadamente, hemos hecho algunas cosas que las ve un inspector de trabajo que quiera hacer bien su trabajo y clausura medio hospital. Son lugares que no tienen la altura suficiente al suelo como para no suponer un riesgo para todas las cabezas de los operarios, ni espacio suficiente para realizar las actuaciones de mantenimiento.
Seguiremos...
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