Esto es personal, y no lo más
correcto para difundir en el blog, pero como se acordarán en el escrito que
titulé: La puntilla de estas navidades;
expresé cuanto me ocurrió con los perros de mi vecina y sobre el comportamiento
de esta, aún más grave. Fui víctima de su agresividad y de los insultos de su
lengua viperina. Desde entonces, que eso fue el pasado día 29 de Diciembre ha
estado sopesando si actuar, hacer algo, denunciarla o hablar con su padre, una
persona que la considero más dialogante y conciliadora, pero he ido dos veces a
su casa y ninguna de las dos veces he coincidido con él. Posteriormente he
agarrado el resfriado este bestial que tiene a media población fastidiada y
quedó el tema en stand-by. Esta noche, entre toses y vueltas en la cama, se me
vino el tema a la cabeza, recordé toda la secuencia de agresión y humillación
sobre mi persona, en lo que para mí fue un claro abuso por ser mujer y saberse
protegida por las leyes. No estoy diciendo que deban estar menos protegida,
sino que la forma en que actuó, que era ella la que me empujaba e insultaba con
una actitud tan vehemente, sin tener respuesta en contra, cuando debería estar
pidiendo perdón por lo que sus perros habían protagonizado, es lo que califico
de abuso, y no puedo entender que se produzca este sin la protección actual de
la ley por los acontecimientos desgraciados de violencia de género. En este
caso, la violencia recayó sobre mí y procedía de una mujer, por supuesto, nada
comparable con los sucesos luctuosos, pero los empujones y los insultos me los
llevé yo. Así que esta noche decidí que no se podía quedar así, sobretodo,
porque estoy seguro que volverá a pasar porque siempre trae a sus perros por
detrás de mi casa, por eso hemos coincidido en otras ocasiones.
No está mal que sepa esa chica
que si se agrede y humilla a alguien, te denuncian y ya las autoridades tendrán
conocimiento de cómo actúa ella y sus perros, por si algún día hace falta
denunciarla de nuevo o los perros llegaran a morderme. Por todo ello, cuando
termine y cuelgue el escrito, me ducharé, desayunaré e iré a la comandancia de
la Guardia Civil, pues al pertenecer nuestra urbanización a Carmona, un pueblo,
es lo más factible. A mí no me gustan estas cosas, creo que a nadie le es
agradable denunciar a otros, pero lo que no podemos es vivir en un territorio
sin ley si los habitantes no saben respetarse. Es bueno que las autoridades
sepan y archiven ciertos comportamientos por si se repiten en ciertas personas,
ya sabrán qué hacer con ellas; a mí me basta con que le obliguen a sacar los
perros con bozal cuando los vayan a dejar sueltos por una zona que transitamos
otras personas. No busco nada más, no deseo que le sancionen ni nada de eso,
pero sí que sepa que ir por el mundo impetuosamente, agrediendo con empujones e
insultos, tiene al menos la molestia de tener que mostrar la cara ante un juez.
No puede dejarse sin ninguna reacción de la víctima, porque de lo contrario la
otra parte se fortalece y la ley, que en muchas ocasiones y dependiendo de la
gente que sea, no hace nada, tiene que pararle un poco los pies a ese tipo de
personas.
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