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Hoy comienzan las noticias en
radio hablando sobre el arranque del juicio contra los políticos catalanes y,
su posible inculpación por sedición en lugar del de rebelión, que es el delito deseado
por los más irritados defensores de que nada se mueva, de una patria
indestructible, de que nada cambie aunque nada avance. Bien, pues hoy, se me ha
venido a la cabeza nada más escuchar la noticia, que esos políticos se
presentaron a unas elecciones con un programa donde decían claramente, sin
tapujos ni remilgos, que su objetivo era una Cataluña independiente y una forma
de gobierno diferente… una república. Nadie prestó mayor atención a su programa
electoral, y cuando ganaron por escaños que no por votos, se echaron las manos
a la cabeza los constitucionalistas y comenzó el chirriar de dientes, las
lamentaciones, etc., la Ley D’ohnt tiene estas cosas para bien o para mal, pero
es la ley electoral que hay. A donde voy es a que solo se ha culpado a los que
siguiendo un programa electoral, teniendo mayoría de escaños en el parlamento
catalán y siendo coherentes en el cumplimiento de su programa, con el que se
presentaron… algo extraño en la clase política, se les condena, bueno, ya sin
tener ninguna condena se han chupado un año de cárcel, ¿nadie del Estado
español tenía la obligación de revisar el programa con el que se presentaban
ciertas fuerzas políticas catalanas?,
por qué hago la pregunta, porque esos sí que han faltado al cumplimiento de sus
funciones, no los que solo han seguido un programa electoral y lo que le ha
dicho la población catalana que hicieran. Esto suena a Brexit británico, una
mayoría vota salir de la UE, el Gobierno se pone en marcha para separarse y
ahora resulta que quieren votar otra vez, ¿estaba bien lo que decidió la
mayoría de la ciudadanía británica o hay que seguir votando hasta que salga lo
que quiso la minoría?
Retomo el tema de los que creo
deben tener la obligación de leerse los programas de los partidos políticos que
se presentan a las elecciones, no vaya a incluir cualquier atrocidad, pongamos
por ejemplo: detonar el Congreso, El Palacio Real, la Gran Vía, o vaya usted a
saber…; creo que alguien del estado, repito, debiera comprobar qué dicen los
programas con los que se presentan los partidos, pero leer por leer, eso es mucho
trabajo, un trabajo cada cuatro años… ¡no, por Dios! El caso es que esas
personas son las verdaderas culpables, si es que hay que encontrar chivos
expiatorios, no los políticos que han dado una lección de coherencia y no
engaño a sus votantes, como dije antes, algo extraño en el conjunto de
mentirosos compulsivos, ladrones y corruptos, que son muchos de los que se
hacen la foto bien trajeados, falsa sonrisa y pelo engominado. No les tengo
mucha simpatía a los políticos, me siento traicionados por casi todos, me
consta que no trabajan por nosotros de verdad porque se acojonan frente al
sistema de los poderosos, les temen, temen que dejen de invertir, temen que
cierren sus empresas, y todo eso es porque están en sus manos, porque es más
fácil gobernar siendo un parásito social que trabajar para crear un país
autosuficiente no dependiente de los especuladores. Hay que hacer ruido con
algo, así parece que las cosas se mueven, parece que se trabaja en algo, y les
ha tocado a los políticos catalanes en este caso. No entro a analizar si romper
o no romper España es la solución a algo, o no, ni siquiera si España se rompe
o no, que cada cual interprete según sus sentimientos y pensamientos, yo lo que
creo es que esas personas deben estar con sus familias y yendo a su puesto de
trabajo cada día, haciendo política aunque haya a quien no les guste los sueños
de estos. Un principio auténtico ha de ser: hacer lo que haya que hacer para
que se haga lo que la ciudadanía, soberana, quiera que se haga, ¿hay algo más
democrático?
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