No vamos hacia un país de gentes
más responsables, desde las aulas se percibe lo que hay, se comprueba la
materia prima, se ve el profesorado, se cata la calidad de la enseñanza y la
evolución o involución de la misma, sobretodo, cuando se vuelve a ella tras
varios años sin estudiar.
Como esta semana teníamos el
puente “inventado” que comenzamos a vivir, y digo inventado porque como saben
el viernes es lectivo en las aulas andaluzas, lo que no ha sido óbice para que
durante gran parte de la semana la inquietud central de buena parte del
alumnado fuera saber quién o quiénes van a faltar el viernes a clase.
Evidentemente, los que desean faltar ejercen sus presiones sobre el resto que desea
asistir y, el profesorado que tampoco escapa a la oportunidad de ir pero no dar
clase, rápidamente blandea con el consabido: “Si viene alguien daremos clase,
pero si son pocos, nos convertimos en jardín de infancia, eso lo digo yo, les
tenemos recogido y no avanzamos en la materia para que los que han decidido no
cumplir con su obligación de asistir a clase en día lectivo, no pierdan materia…
¡viva la pepa!”
Así nunca seremos una población responsable,
se exige la solidaridad para con los que se saltan las normas, se “castiga”,
por decirlo de algún modo, a los que cumplen y son responsables. Si es día
lectivo, Sr. Profesor o Sra. Profesora, usted debe dar sus clases como
cualquier día normal. Usted no puede perjudicar a las personas que tienen
interés y se sacrifican por su formación como no es capaz de hacerlo el resto.
Las ventajas no pueden ser para los que deciden cuándo ir o no ir a clase,
porque las consecuencias es que ustedes habrán cedido parte de su autoridad en
favor de esas personas disidentes. Con estos actos no se consigue que la
población joven hoy, mayor mañana, llegue a ser lo suficientemente responsable
para alcanzar puestos de cierta envergadura en el país.
Los profesores han perdido casi
toda la autoridad que los mayores vivimos cuando íbamos a clase siendo
chavales. En las clases se habla como si el aula fuera un gallinero,
ocasionalmente, los profesores llaman la atención, a pesar de ello, es
complicado no tener el murmullo zumbándote en los oídos. El alumnado juega o
chatea continuamente con sus móviles, muestra poco interés por el tiempo que
están derrochando, por la formación que se están perdiendo, son una
interferencia continua para aquellos que desean seguir las explicaciones de los
profesores y profesoras. Lamentablemente, las clases están así, el descoque es
grande, la autoridad escasa y, ahí vamos, como podemos… esta semana la gran
preocupación era tratar de desalojar el aula el viernes del “puente”, ese
invento por el que me cojo más días libres.
Sin entrar en ciertos estilos de
ciertos profesores y profesoras, que dejan mucho que desear en las clases,
palabras mal sonantes con tal de ponerse a la altura del alumnado… será de
cierto alumnado, o aquellos que parecen estar siempre enfadados, a los que ya
les cuesta ser profesor o profesora por lo poco que ayudan bien poco a los que
manifiestan tener dudas, con escasas explicaciones, errores continuos,
rectificaciones frecuentes, etc. La educación está hecha un Cristo, como se
dice coloquialmente, que nos cojan confesados.
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