Como no hay vergüenza ni respeto
alguno, estamos llegando a los extremos en los que la vida de cualquiera no
vale ni un comino. Un guardia civil que no estaba de servicio ve una pelea en
la entrada de un local de copas y media para que cese la trifurca y pierde la
vida, le dan dos puñaladas que le dejan seco. Algunos jóvenes salen a
divertirse y llevan consigo armas blancas para llevarse por delante a
cualquiera con quien se tengan que enfrentar, de lo contrario, ¿para qué portan
las navajas? Un padre y un marido que nunca más volverá a disfrutar de los
suyos porque unos “perros” desalmados, incívicos, han decidido mostrar su
cobardía amparados en sus armas. Ahora le toca el papel a la “justicia” y a las
leyes de broma que tenemos, pues siempre echamos la culpa a los jueces, y nunca
nos paramos a pensar que las leyes mal redactadas o inconclusas que tenemos y que
ciertos inútiles redactaron, no dan para más, sobretodo, para que se haga
justicia con esta clase de sabandijas.
Ahí puede estar la explicación de
que a los ladrones los tenga la policía que capturar una y otra vez, porque pareciera
que las leyes están protegiendo a los delincuentes en lugar de asegurar el
bienestar de la ciudadanía modelo y cumplidora de las normas sociales y
legales. Es por eso que aquí, en España, hemos podido ser saqueados por
delincuentes profesionales metidos a la política, que pudieron atracar el país
con cientos de casos de corrupción o, hicieran una amnistía anticonstitucional,
o desvalijaran las cajas de ahorros y solo hagan, en algunos casos puntuales,
acto de presencia en prisión, pues el valor de lo robado o perjudicado a España
y al conjunto de los españoles es para no salir de la cárcel, pero ellos entran,
los que entran, y salen al poco tiempo sin que nadie les obligue a devolver
todo lo sustraído… de nuevo, por la gracia concedida por las leyes incompletas
que tenemos. La chulería se acaba en dos segundos… apresando a todos los
culpables, ingresándoles en prisión y no dejándoles en libertad, mientras no
devuelvan lo robado… es así de fácil. Este final le falta a las leyes
españolas.
Estos tipejos que han asestado
las dos puñaladas al guardia civil, pero no porque sea guardia civil, sino por
haberle quitado vilmente la vida a una persona, que vean la calle cuando la
vuelva a ver su víctima. Ya estarán algunos diciendo que no hay derecho, que
eso es ojo por ojo, que hay que reinsertar y todas esas perogrulladas que en la
sociedad quedan divinamente, pero díganselo a su mujer y a sus hijos, a los
padres y hermanos del fallecido, cuestiónense cómo se puede hacer justicia,
¿con dos o cuatro años de cárcel, como acostumbra este laxo código penal que
tenemos? Sin castigos ejemplares, la gente se vuelve salvaje porque le falta
educación, y sin educación hace falta sentir miedo para retener el libertinaje con
el que tiende a vivir cierta gente. Cuando se tiene educación y principios, se
respeta al otro, se entiende que compartimos el espacio y no sale uno con
navajas en los bolsillos, porras, barras de hierro o puños americanos en el
coche. Estudia lo que puede, trata de buscar un empleo y de seguir una vida lo
más normal posible. No se dedica uno a ir matando gente, ni reventando negocios
con coches robados, y mucho menos se vive con la certeza de que si te pillan,
te van a soltar de inmediato y vas a poder seguir viviendo de robarle a otros.
De la educación, quizás, no tengan una responsabilidad directa los que gobiernan, pero de que delincan una y otra vez, sí
que la tienen.
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