Toda la
preocupación medioambiental suele limitarse a las catástrofes climáticas en
nuestro Planeta, que es para preocuparse, pero pocos hablan de la otra debacle,
que el hombre en su afanada carrera por conocer y conquistar el espacio, está
provocando ahí afuera, en los alrededores del globo terráqueo. Toneladas de
chatarra, basura espacial, describe orbitas, chocan entre sí y con todo lo que se
interponga en su camino. No solo estamos contaminando aire, tierra, ríos, mares
y océanos, sino que estamos muy avanzados en la asignatura de poner en peligro,
quizás exagerando un poco, nuestra galaxia.
Muchos nos
han tratado de explicar que no sucederá nada, porque antes de que entren en la
estratosfera toda la materia terminará fundida, pero lo cierto es que los
restos se precipitan de sus orbitas, siendo atraídas por el volumen de nuestro
Planeta, llegando a impactar con el mismo. También van por ahí topando con
satélites de comunicación, con bases o estaciones espaciales, porque, una vez
más, el hombre ha previsto cómo lanzar naves y artilugios al espacio, pero no
cómo recuperar, o qué hacer con los materiales y equipos obsoletos… una copia
de lo que sucede en la Tierra, la misma irresponsabilidad, el mismo egoísmo que
le impide pensar en un tiempo futuro así como en el riesgo para la humanidad.
La
competitividad entre países por poner sus naves y artilugios en órbita se ha
acrecentado en los últimos tiempos, así que La India o China se atreven con la
tecnología espacial, no dejando de mandar “cacharritos” a diferentes lugares de
no se sabe dónde, pero que está a muchos años luz y se tarda un montón en
alcanzar, a veces con éxito y otras veces no, pero con un resultado similar y aprendido
de los que estuvieron antes… lo que no les sirve se queda dando vueltas hasta
que choque con lo que sea o se precipite contra la Tierra. Ese no es su
problema, los ingenieros solo proyectan el modo de propulsar la nave y que
alcance el punto pretendido, que estalle y caiga en los tejados de una ciudad
no se calcula. Que no sirva para el propósito pretendido y se conviertan los
miles de millones invertidos de los ciudadanos en metales basura e
irrecuperables, ese tampoco es su problema. Que entre todos se vaya al garete
la Tierra y nuestra galaxia, no es asunto de prioridad para ninguna autoridad,
más bien se impone el reparto de banderitas pinchadas en los diversos planetas
a modo de reparto de una tarta de cumpleaños entre los asistentes al mismo.
Supongo que
ante el precipitado deshielo de los Polos, la lucha en cubierto de muchos
países por expoliar esa zona del Planeta, debe ser una realidad de la que nadie
nos informa. Ahora los Polos tienen hielo, pasarán por una inevitable
transición primaveral con la que se cubrirá de vegetación y animales venidos de
otras partes, ahora más cálidas. Posteriormente, la explotación del depredador
humano la convertirá con los años en una zona vertedero como otras muchas que
han sufrido las consecuencias de la deshumanización progresiva e intensa
industrialización, en la que nadie se hace cargo de sus viejas chatarras de
todo tipo.
Llegará el
día en el que las naves espaciales tengan que tener cientos de sensores a su
alrededor para evitar que al salir al espacio colisione contra la basura que
viaja a su libre albedrio, obedeciendo únicamente a las leyes físicas y la
interacción de las mismas con la materia. Puede ser peor aún, se puede tejer
una malla tupida de chatarra que impida ser atravesada por objeto alguno,
entonces llegará el listo de turno para proponer bombardearla, reducirla a minúsculos
fragmentos que no supongan peligro en las colisiones… todo puede llegar a
saturarse, y nuestra galaxia no va a ser menos. Cuando hayamos acabado con la
Tierra y logremos hacer intransitable el exterior, siempre nos quedará la
eutanasia. Las cosas se deberían haber regulado bien desde el principio, creo
que todo se podría organizar u ordenar mejor, nunca nos debimos perder de vista
a nosotros mismos y al resto de la humanidad, siempre debimos haber pensado más
en las consecuencias de todo lo que hemos realizado, así como en la forma de
eliminar lo inservible y obsoleto, sin deteriorar el medio.
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