Imagen: Steemit.com
Casualmente
este libro comenzó hablando de dos películas que consideré debía comentar con
los lectores, y sin haber preparado nada, ayer día 30 de Diciembre, todo
confluyó de tal manera que hice algo, que como verán ocurre un par de veces al
año, dediqué la tarde al cine en casa, vi las dos primera películas de los
juegos del hambre. Inevitablemente, mi cabeza volvió a descubrir el paralelismo
entre los guiones y lo que sucede en la sociedad, el colectivo más
desfavorecido era doblegado a la fuerza ante el deseo cruel de diversión de las
clases altas, a las que no les importaba nada que su entretenimiento se
fundamentara en ver cómo se mataban y eliminaban los más pobres. Me llamó
enormemente la atención la represión que sufrían tales colectivos en cuanto
manifestaran cualquier conato de apoyo o unión, ese movimiento conjunto de la
masa era temido y castigado de inmediato.
Yo no sabía
de estas películas, había oído de su título, pero nunca tuve oportunidad de
verlas, ni hice algún intento por buscarlas, debo ser sincero, pero no voy a
decir que sean la panacea, aunque la forma en que reflejan esa situación de
dictadura, de injustica social y de crueldad, me recuerdan de algún modo a los
patrones por los que se rigen muchas autoridades en el mundo, incluidos muchos de
los países que se llaman a sí mismos democráticos. En mayor o menor grado, el
miedo a la reacción conjunta de la ciudadanía, existe, la represión, también.
La ley mordaza no la tenemos tan lejana los que vivimos en este supuesto país
democrático.
En las
películas referidas modifican las leyes del juego sobre la marcha, a su antojo
y conveniencia; aquí también sucede y ha sucedido, aún no hemos olvidado el
acuerdo entre PP y PSOE para cambiar las reglas del juego, modificando el
famoso Art. 135 de la Constitución para beneficiar a los bancos, inversores y
entidades financieras que prestaron su dinero y a los que se les debe parte del
mismo, por encima de las necesidades reales de la ciudadanía y de los servicios
públicos.
En las
películas modificaban en tiempo real las condiciones del juego provocando
circunstancias inesperadas, casi siempre peligrosas y crueles para con los
participantes en las competiciones, que por otro lado, siempre eran a vida o
muerte, mientras el resto de pobladores ricos se divertían, como dije antes.
Eran los modernos gladiadores que bajaban a la arena a pelear, verter su sangre
y morir para el deleite del Cesar y demás exaltados ciudadanos romanos. Lo
mismo sucedía en esas pelis, además, como la cúpula de poder era tan cobarde
cuando deseaba terminar con la vida de alguien que era admirada por las masas,
en lugar de ajusticiarla a través de su policía represiva, se inventaban una
segunda ronda de los juegos para que esa persona tuviera que exponer su vida
una segunda vez frente a sus contrincantes. Si ellos, que lo controlaban todo
mediante sistemas de información camuflados, tanto visuales como sonoros,
detectaban que la persona con la que querían acabar con su vida seguía
adelante, manipulaban las condiciones, las empeoraban, insertaban en el juego
factores e individuos adversos y peligrosos para que el fatal desenlace tuviera
lugar. A pesar de ello, la chica protagonista era demasiado lista y les va
fastidiando el invento, hasta tal punto que aprovechando un rayo que ellos
provocaban, les reventó el chiringuito y les dejó sin imagen ni control, es
ahí, aproximadamente, donde termina la segunda película. Según me dijo mi hijo,
son cuatro las que componen la saga. Como hoy es día 30, penúltimo día del año,
no sé si me dará tiempo de ver las dos pelis que faltan en este año, o por
casualidades de la vida van a convertirse en las pelis bisagras, que me van a
acompañar en el paso del 2019 al 2020, de cualquier manera quiero desearos un
Feliz Fin de Año a todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario