Presiento
tiempos de intolerancia, violencia, incomprensión, agresividad, etc., no se
porque pienso esto, ¡ojalá me equivoque! Hay muchas perturbaciones entre los
pueblos, como si hubiera muchas ganas de pelear o combatir, como si medio mundo
quisiera la revancha contra el otro medio. Hablan de una posible tercera guerra
mundial, pero el mundo ya está en guerra de intereses y de armas en muchos
lugares del planeta.
Los suicidios
se están multiplicando, igual que la violencia de género, algo no va bien, las
mentes de las personas no descansan como debieran, no hay paciencia, hay poca
tolerancia, poco respeto y mucha violencia de los gobernantes hacia sus
ciudadanos. Todo se acumula y la impotencia de no poder dar a los hijos lo que
a los padres les gustaría, genera agresividad, odio y violencia.
La gente se
encuentra inmersa en la espiral, que no tiene futuro a corto plazo, porque nos
lo están negando las fuerzas erigidas como poderosas porque manejan el dinero.
Esas mismas fuerzas no dudan ni tan solo un instante en inundar países con
armas para que unos aniquilen a otros, van y hacen lo que tengan que hacer para
duplicar o cuadruplicar sus inversiones; sin importarles la vida de las
personas.
Las
autoridades obvian estos temas, ni lo mencionan, siguen engañando a los
ciudadanos, no comunican sus complots con el mal que produce destrucción,
contaminación o muerte, porque lo importante para ellos es hacer negocio al
precio que sea.
Hay gente con
ideas fabulosas que no se pueden llevar a cabo porque aquellos no se lo
permiten. Hay gente diseñando atractivos productos deseados por los ciudadanos
que se tienen que contentar con mirarlos tras el cristal del escaparate, mientras
se preguntan por qué ellos no pueden comprarlo. Hay jóvenes que terminaron sus
estudios y no consiguen un trabajo para poner en marcha el motor de sus vidas;
no tienen proyectos porque se aburrieron de soñar con ellos y son conscientes
de que les faltan recursos para alcanzarlos. La sociedad es incapaz de crear el
tejido industrial necesario para colmar las necesidades de sus ciudadanos, y la
gente joven y menos joven, sin trabajo, se desespera de no sentirse útiles a la
sociedad. Se resignan a seguir sin trabajo o a tener que dejar su país, porque
se formaron aquí y les gustaría servir a su país, a su gente y no perder el
contacto de su familia y amigos. Esto no es un drama, según como se mire, pero
casualmente los políticos todos encuentran rincones, muchos de ellos hechos a
dedo y a medida, para no tener que ir a otro país, a menos que sea por voluntad
propia y en busca de mayores emolumentos.
Claro que
estamos en contra de los políticos, porque ellos son los que tienen competencia
para llevarnos a un sitio u otro, y donde nos han llevado no nos gusta.
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