Evidentemente,
desde hace muchos años, en España, la ley no es igual para todos. Esto lo
sabemos y es patente con cada gesto, con cada acto de la injusticia que estamos
padeciendo. Lo vimos con Urdangarin, de quien ya no se habla, con su esposa la
princesa Cristina, lo vemos con los múltiples casos de corrupción política y lo
que nos faltaba por oír de viva voz era que Gallardón tras dimitir de su cargo de
Ministro de Justicia, de renunciar de su escaño en el Parlamento, o sea después
de haberse despedido de su “empresa”, tiene derecho a una pensión vitalicia de
ocho mil quinientos euros mensuales.
El premio por
hacerlo como bastante mal, por haber conseguido que los ciudadanos no podamos
denunciar a los infractores y delincuentes, porque el Sr. Gallardón ha “privatizado
la justicia”, dejándola solo al alcance del bolsillo de los poderosos.
Cualquiera no puede ir alegremente a denunciar algo al juzgado si no tiene
varios cientos de euros que les sobren y que los deposite en la caja fuerte del
juzgado. Ese dinero es solo para comenzar, que después viene el abogado y el
procurador, que también querrán cobrar sus minutas correspondientes.
Después de
haber cercado el territorio de la justicia y blindarlo para aquellos que se lo
puedan permitir, dejando fuera de todo proceso y sin defensa a los pobres
ciudadanos; el sistema le premia con pensión o sueldo vitalicio de 8.500 €/ mes.
Si hubiera llegado a Presidente le hubiera correspondido 12.000 € mensuales.
Cualquier
trabajador renuncia a su puesto de trabajo y esa misma gentuza, que se lo lleva
calentito, le deniega el derecho a conseguir la prestación o subsidio por
desempleo. Ellos si tienen derecho a comer y mucho, los ciudadanos en
circunstancias similares, por acontecimientos de la vida, se ven en la calle,
sin empleo y sin salario. Esta es la justicia igual para todos que muchos
propugnan.
Cómo no vamos a
estar deseando cambiar el sistema, si este sistema es malo para los ciudadanos
y bueno solo para los autores del sistema: casta política, manos negras a la
sombra del poder y manos del mismo poder. Todos esos nos arruinan la vida, no
nos representan, no trabajan para nosotros, nos saquean, nos roban y viven en
otro mundo que en nada tiene que ver con la realidad que vivimos los
ciudadanos.
Sigan llamándonos
anti sistema y espero que cada día seamos más, pues esta palabra solo expresa
que queremos cambiar de sistema porque esta aberración de corrupción y
desigualdades, que han creado ustedes, no es el medio ideal para vivir ni para
crecer profesionalmente, personalmente, etc.; mucho menos para tener un futuro
satisfactorio.
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