Hoy me gustaría hablar de ciencia
ficción, de una era donde la tecnología era tan avanzada, que las máquinas lo
hacían todo por nosotros. Un tiempo donde la inteligencia humana era tal, que
cada cual sabía qué hacer libremente sin molestar a nadie, o lo que es lo
mismo, respetando a los demás.
Las máquinas trabajan por
nosotros y para nosotros, fabrican todo lo que necesitamos para vivir y además
lo hacen de una forma automática. Los avances han llegado hasta las tareas más
insospechadas: compras por internet y un vehículo sin conductor, con un solo
GPS y unos automatismos en su interior, llegan a la puerta de tu casa y te deja
la compra a la hora convenida.
Las máquinas son capaces de hacer
todo cuanto se nos pudiera ocurrir: recogen la casa, la barren, limpian el
polvo y friegan los suelos. Las cocinas tienen todos los alimentos clasificados
y refrigerados; nosotros solo tenemos que programar cuál será el menú semanal,
hora a la que se desea estén preparadas las comidas y a esa hora solo tendremos
que retirarlas de la cocina o sencillamente mandar al robot casero para que nos
la sirva en la mesa.
Ya no hay edificios oficiales
sino una complejísima red virtual que permite hacer cualquier tipo de gestión,
comunicación, requerimiento, etc. La
red es parte de unos servidores enormes, mundiales, que contienen todas las
posibilidades imaginables y soluciones que se les puedan plantear o requerir.
No hay distinción o trato diferenciado, todos somos iguales ante el software
mundial y como la tecnología es tan avanzada, resulta invulnerable a posibles
asaltos por hackers.
Todos los problemas del mundo se
han solucionado porque por fin se ha comprendido o desvelado que no hay nada
que esperar de ningún ser superior, se terminaron los fanatismos, los miedos,
las represiones ideológicas, etc. No hay hambre en el mundo, no hay guerras, ya
no se fabrica armamento, se vive muy feliz, todo el tiempo es para disfrutar,
para reunirse, para el ocio que a cada cual se le apetezca.
No existe el dinero, no hay papel
o moneda con valor alguno, nadie lo utiliza, nadie piensa en esto, dejó de ser
un problema hace tiempo; todos podemos tener lo que necesitamos, las máquinas
siembran, cultivan, recogen la cosecha, la llevan a la fabrica, esta la
prepara, la envasa y la lleva a los domicilios de las personas que hagan
peticiones de tal o cual productos. Todo se hace sin la intervención del
hombre, todo está guiado por programas que previamente se hicieron y GPS para
llegar a los lugares de residencias, a través de medios de transportes
automatizados y autónomos.
¿Qué ruido es ese?, ¡leche! es el
despertador, son las 6 h de la mañana, tengo que levantarme, ducharme,
desayunar e ir a trabajar, ¡anda, que es lo mismo!, ¿por qué no hemos llegado a
construir una sociedad así?
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