Cuando hago
reflexiones siempre pienso en una sociedad de personas honestas e interesadas
verdaderamente, en solucionar los problemas teniendo en consideración al resto
de ciudadanos. Creo que este es mi error, pues este ángulo de mira difiere de
la realidad, ¡craso error el mío!
En mi escrito
anterior ya introduje el pago equitativo, por parte de todos los ciudadanos con
ingresos, de la cuota de participación en los gastos de nuestra gran comunidad,
llamada España. Sigo pensando, que es la forma más justa de cargar con lo que
es de todos, con lo que hay que pagar para tener una sociedad con servicios
públicos y poder disfrutar de ellos. En definitiva, lo que vengo a decir es que
hay que hacer el pago único, un pago en función de los ingresos que se tengan.
Esta contribución debe estar garantizada por la vigilancia de la
Administración, tanto de los ciudadanos, sus cuentas bancarias, como de los
empresarios y todos sus movimientos contables o extracontables, a los que son
tan aficionados.
Tenemos que ir
a por otro modelo de sociedad, porque el que tenemos, nos asegura paz, pero una
discriminación exagerada que nos empobrece un poco más cada día. España es una
tierra donde se vive bien, comparada con otros lugares del mundo, pero los
españoles tienen que comer, tienen que vivir y tienen que poder disfrutar de
ciertos derechos, como tener trabajo, una buena sanidad, una buena educación y
una vivienda digna. Y cada uno de estos derechos debe estar al alcance de
cualquier ciudadano, no podemos excluir a nadie, como está sucediendo en estos
momentos.
Debemos
asentarnos bien sobre nuestros pies y sentir un poco más al país, valorarnos
como pueblo y no consentir ciertas intromisiones que deterioran la paz social
de nuestro país. Tenemos una obligación colectiva, culminar como sociedad
inteligente en un pueblo productivo, industrializado, potente, con puestos de
trabajo suficientes para acoger toda la mano de obra disponible. Solo cuidando
este aspecto nos dejaremos de las tonterías de: “vamos a crecer este año un
0,5%”, por qué somos tan pobres en nuestras expectativas, por qué tenemos o nos
hacen creer que somos tan vulnerables, que estamos tan a merced de las
inclemencias del dinero exterior; ¡produzcamos nosotros!, no estemos durante
más tiempo bajo los designios de los grupos inversores, no les dejemos que
tengan sus narices metidas en nuestras vidas y mucho menos que nos digan como
debemos vivir.
Si todo esto
supone no ser del club de la ruina, porque es lo que son hasta estos momentos,
demos el vote. Para caminar, con quienes nos secuestran el bienestar, mejor
hacerlo solos. Seremos potentes y fuertes debido a nuestros esfuerzos, a
nuestra industria, a nuestra investigación, a nuestra preparación y a nuestra
visión de conjunto nacional. Honestidad, trabajo, más España y menos
endeudarnos para salir de la crisis.
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