Acabó el debate sobre el Estado
de la Nación y con él todo el chismorreo vergonzoso, que más bien pareciera el “Sálvame
del PP”. No entiendo esa manía por crear esa idea competitiva de quién es el que
ha ganado el debate, lo que le convierte en una ventana pobre y mediocre de lo
que se debe considerar como primordial o esencial de este acto político.
La Vicepresidenta del parlamento
jugando al Candy Crush mientras su partido era acosado por el resto de
representantes de las demás fuerzas políticas. Cómo es posible que todos le
hayan dado fuerte y flojo al Presidente del “ingobierno”, así como a su
partido, al que tacharon de corrupto, soñador, de no estar viviendo la realidad
de la calle, hacer declaraciones a través de las pantallas de plasma, haber
pagado la reforma de su sede con dinero negro, estar financiado ilegalmente,
etc. Cómo se puede mantener en el “ingobierno” con tan poco credibilidad y
menor apoyo parlamentario. Están solos, se han quedado solos haciendo políticas
que nadie quiere, que todos protestamos y que han hundido a España.
Todos los países europeos pusieron
dinero, vaciaron las arcas públicas y lo entregaron al Banco Central Europeo,
este le presta dinero, casi al cero por ciento de interés, a los bancos de cada
país y estos compran deuda a los países, cuyos Gobiernos se los devolverán al 7
ó al 8 % de interés. El negocio es redondo para los bancos y los Gobiernos
contribuyen a este enriquecimiento de los que más tienen. Este es el triste
juego de la crisis, amén de las hipotecas incobrables que se les venden a los
grupos de inversores, llamados “buitres”, que compran a muy bajo precio con el propósito
de echar a sus propietarios y alquilados, para revender a un precio superior.
El desahucio está de moda con la ayuda del “ingobierno” que tenemos.
He visto muy bien a todos los
oradores en este debate, claro, salvo al de siempre que perdió los papeles en cuanto
se le habló de los ordenadores de Bárcenas, de los SMS que mandó a Bárcenas,
del dinero negro del PP, de los sobres, etc. Y es que el PP está inmerso en el
epicentro de la mafia y de la corrupción más sanguinaria que hayamos tenido en
los últimos años. Esto, unido a la cesión de la soberanía a favor de terceros,
ajenos y desconocidos de los ciudadanos, pinta un panorama vergonzoso de la
política dirigente de este país. Un presidente irónico, haciendo gracietas a
modo del bufón de la Corte. Un portavoz que es un impresentable, ineducado y
negado orador.
Los ciudadanos necesitamos otra
gente, por supuesto tiene que ser gente cercana a nosotros y esto no le resulta
fácil a los actuales políticos endiosados, llenos de vicios que les llevan a
sostener negocios en la oscuridad y malos procederes que convulsionan la vida
política y social de este país. Le falta valentía a la gente que ocupa las
instituciones para defender lo público frente a los intereses de los poderosos,
impuestos a los débiles personajes del escenario teatral parlamentario.
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