En qué país
estamos viviendo, en qué manicomio o suerte de sociedad transgresora han
convertido a este país. Un país donde se pagan a los jueces unas primas
procedentes de empresas privadas, que se ven beneficiadas en los juicios por
esos mismos jueces que son untados. Jueces que también pertenecen al Supremo,
que tendrían que aplicar justicia contra los aforados, esos mismos políticos
que le han conseguido y concedido esos sobre sueldos. Los mismos que pusieron
fuera de la carrera judicial al juez Garzón o al juez Elpidio. Esto está
pasando en Madrid, la capital del reino, el centro neurálgico de las
instituciones de este país, ahora descentralizado ligeramente en autonomías.
Lo que viene
sucediendo en España es de banda criminal, delincuencia de alto grado,
desobediencia y falta de compromiso hacia los ciudadanos. Lo que están poniendo
de manifiesto los políticos chaqueteros que nos gobiernan, es que la política
es un modo de vida repleta de infracciones de todos los colores que hacen saltar
las alarmas del código penal, sin fiscales independientes que acusen a los
infractores sino que más bien los defienden. Una tribuna en el Parlamento donde
vale todo, siendo lo más frecuente la mentira, el engaño, la cicatería, el
desprecio a los ciudadanos y a las instituciones que nadie las respeta porque
las han convertido en cloacas.
Debates que
son obras de teatrillo o mítines esperanzadores llenos de mentiras, datos que
se maquillan o se ocultan, falta de humildad, de honestidad y honradez casi
generalizadas. Aplausos para enmascarar el ridículo del peor imposible,
abucheos, risas, comentarios e insultos; sin que falte la actuación del bufón
de la corte, el Sr. Rajoy o la jugadora mayor del reino, la Sra. Villalobos. Si
se le preguntan a sus compañeros justifican que se esté jugando con la tablet
cobrando tanto dinero. Es sencillamente indignante que tengamos personas de tan
poco nivel y escasa catadura moral y ética al mando de la nave. Nave que lleva
haciendo agua desde hace unos años, pero como nuestra legislación carece de
alternativas directas para expulsar a los ilegitimados, a los tramposos, a los
mentirosos, corruptos y delincuentes bien asentados en cargos públicos; pues
nos toca apechugar con el más feo y con la más fea.
Cada día estoy
más aburrido de estos señores, por otro lado impresentables, desconsiderados
con los ciudadanos y sus problemas. Estoy harto de mangantes haciendo promesas
que incumplen reiteradamente. Estoy harto del régimen del absolutismo y del
mete miedo, esa retahíla que han pillado algunos y que reproducen apenas se les
da la mínima oportunidad, agarran la “alcachofa” y difunden a los cuatro
vientos el apocalipsis que viene. Empiezan a hablar de situaciones que se dan a
miles de kilómetros de aquí para no hablar del Sr. Bárcenas, de la financiación
ilegal de su partido, de cómo desaparecen pruebas que le inculpan directamente,
del dinero negro con el que han pagado la reforma de su sede, del dinero en
Suiza, los paraísos fiscales, la amnistía fiscal, etc.; amén de las decenas de
imputados por casos de corrupción vinculados
con los mandatos de su partido. ¿Cuánto más tenemos que soportar?
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