Según
conocemos por los medios de información, la lista de clientes con cuentas en el
banco HSBC de Suiza, les fue entregada a la Delegación de Hacienda del Gobierno
de Zapatero y posteriormente al de Rajoy. Lo único que hicieron con esta lista
es avisar o mandarles una carta para que regularizaran su situación, habiendo
en muchos de los casos delitos por fraude fiscal; lo que se arregló con esa
regularización a medida y posterior amnistía fiscal para aquellos que se hicieron
un poco más el sordo.
Ni PSOE ni PP
se enfrentan a los presuntos evasores de capital, juegan con ellos al juego del
poder, acatan sus imposiciones, les temen y mientras esto sucede aplican
políticas coercitivas que vulneran nuestra libertad, terminan con nuestros
derechos y nos han llevado a la pobreza. Siempre hacen lo mismo, los unos y los
otros, PSOE y PP, lo ancho para los poderosos y la estrechez para los
ciudadanos de clase media y baja; la impunidad para los delincuentes de cuello
blanco y el castigo para los que religiosamente contribuimos en el
sostenimiento de este país.
La indignación
que se siente con la inoperancia de los gobiernos que sabiendo del fraude
fiscal, miran hacia otro lado, es inmensa, casi infinita, bestial y salvaje. La
provocación es superlativa y una vez más se pone de manifiesto que el actual
sistema antidemocrático e injusto, ha llegado al final del trayecto, la obsolescencia
programada ha dicho basta, por mucho que haya quién salga en su defensa porque
así se defiende a sí mismo y a todos los privilegios de los que ha gozado.
El país ha
pasado en unos años de tener una muy buena salud a estar gravemente enfermo.
Los dineros se han esfumado o evadido a paraísos fiscales y hemos caído en la
trampa de endeudarnos mientras hacían la vista gorda con los que estaban
saqueando las instituciones. Nadie ha visto nada, nadie sabe nada, muchos se
han puesto jinchos, a la justicia la han maniatado, a los jueces que han
estorbado los han apartado de la carrera oficial y hemos llegado a extremos
insospechados de corrupción, empezando por el partido del Gobierno, inmerso en
varias tramas delictivas y como se auto indultan llegaron a pagar la reforma de
su sede en Madrid con dinero negro; ¿ha visto alguien algo más descarado?
Todos los
responsables de departamentos, secciones o ministerios que hayan dejado pasar
asuntos tan graves sabiéndolo, o sea, han prevaricado; sencillamente no valen
nada, son escoria de lo peorcito. No tendríamos que aguantar gente tan baja,
tan rastrera y tan descuidada con lo que es de todos. Son gente que no pueden
merecer nuestra confianza y deben salir del Gobierno de inmediato. No
necesitamos gestores que acaben con el estado del bienestar, necesitamos gente
competente y honesta que desee trabajar para los ciudadanos, no para hacer
negocios propios o con amigos, no que quieran engordar sus cuentas corrientes
con comisiones, a la vez que se encarecen las inversiones públicas para
trincar. ¡A saco con la lista Falciani, caiga quien caiga!
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