Época glaciar
o casi en España, las cabezas se congelan, los pensamientos no se usan, no
circulan y se ha perdido la costumbre de razonar. Hay avalanchas de nieve,
hielo, muy bajas temperaturas y los fondos buitres han descendido a la tierra
para arrasar nuestro estado del bienestar, pero como los que debieran
protegerlo tienen las neuronas congeladas, el corazón cristalizado y su alma
alquilada; le facilitan la tarea mientras hay quienes mueren helados o
atropellado por este estado inductivo de indigencia al que nos están conduciendo.
Hace frío,
mucho frío y cuando se siente el dolor y la angustia de no poder pagar o de no
poder dar a su familia lo que se necesita, no comer bien, etc.; aún hace mucho
más frío, diría que se siente el final, se vive la deshumanización de esta
gélida y cruel sociedad que aplasta a
las personas, que destruye lo construido, que arrebata los derechos y que
empobrece a la gente y, así se siente mucho más frío.
Cuando se
rodean algunos de su sequito compuesto de pelotas, guardaespaldas, riegracias y
todo tipo de seudoamistades, puede que se sienta menos frío, pero es que está
nevando injusticia legal y social, hay demasiados grados bajo cero de
impunidad, que es como decir que estamos bajo cero en equidad social. Hace
mucho frío y los que menos tienen aún lo padecen más, ni dinero para pagar gas
o electricidad con los que poderse calentar, pero a los témpanos que nos
gobiernan igual les da.
Cada día más
personas de todas las edades, incluidos niños, son tirados a la calle por el
salvaje y bestial clima glacial que los mercados están imponiendo. Esto no es
lo peor, los mercados pueden querer lo que sus inhumanas cabezas quieran, pero
dónde están los “sin cojones” gobernantes para plantarles caras a esos indignos
polizones del círculo virtuoso y político, dónde están aquellos que si hubieran
comunicado a la sociedad la presión que les somete, nosotros hubiéramos salido
tras ellos para hacerles frente juntos; bocados les hubiéramos dado en los
traseros de tan infame gente.
Helados nos
hemos quedado cuando vimos cuán incumplimiento de todo lo prometido en el dos
mil once, dónde están los tres millones y medio de puestos de trabajo si solo
hemos sido espectadores de los cierres de fábricas y empresas de todo tipo. Y
qué decir de todas aquellas líneas rojas que jamás atravesarían, de aquellos
impuestos que jamás subirían o de los dineros públicos que jamás darían a la
banca. Estamos petrificados, congelados de las bajas temperaturas que la inexistente
catadura moral de los caraduras gobernantes, han provocado en este país. España
está bloqueada por no decir noqueada, falta de comunicación veraz, llena de
tramas delictivas y cifras deprimentes aunque hagan el esfuerzo por hacer creer
lo contrario. En esta tempestad se premia al delincuente y se castigan a los jueces
que ponen al descubierto las trampas del juego. Estoy con vosotros: Juez Garzón
y Juez Elpidio.
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