Hoy toca hacer el paseíllo del
voto, levantarse, arreglarse, desayunar en la calle, ya saben en un bar, para
después elegir papeleta y lanzarla al interior de la urna. Hoy toca ilusión y
mañana resignación, los que salgan harán lo que sus organizaciones decidan y
aquello que les permitan hacer. De cualquier manera, el vuelo democrático de la
papeleta hacia el fondo de la urna es un derecho que aún no nos han quitado,
aunque democracia debe ser algo más amplio de lo que nos han enseñado. Si no
están todos los que reciben apoyo de la gente, habrá una democracia recortada o
amputada, porque se estará dejando fuera del juego de tomar decisiones a miles
de personas que han votado otras opciones. Todos han de tener cabida para que
podamos estar hablando de democracia en la amplitud del término, pero como lo
que hay no es democracia sino una competición egoísta para hacerse con el
poder, la democracia no es tal por mucho que se esfuercen por convencernos de
lo contrario. Al menos para mí no lo es.
Nos tienen engañados, nos
manejan, nos manipulan y hasta nos traicionan, todos los que han gobernado lo
han hecho en mayor o menor medida. Muchos han gobernado con mayoría suficiente
como para no tener que hacer política, solo tuvieron que decidir qué hacer e
imponer las formas para llegar a dónde quisieron, para eso eran mayoría; yo le
temo a las mayorías, me gusta más debatir, consensuar y buscar las mejores
soluciones para el beneficio de todos, sobre todos de los más débiles
socialmente y económicamente hablando. No hay que tener miedo a que estén todos
representados y que todos puedan debatir sobre medidas, porque cuando solo hay
un pensamiento, solo pueden surgir ideas monocolores, pero cuando hay muchas
más mentes en acción y colaboran para alcanzar unos propósitos, pueden emerger
más soluciones, mejores y más pintorescos remedios a los problemas que afectan
a la gente.
Gente de salarios de cuatro mil
euros están dictando leyes para que un padre de familia sin trabajo tenga un
subsidio por desempleo de 430 euros, aproximadamente, y debieran dar muchas
explicaciones por ello. Esa misma gente que cobra cuatro mil euros o más,
depende de los casos, se oponen a que el salario mínimo interprofesional puede
ser lo suficientemente decente como para pueda vivir una familia. Esa misma
gente privilegiada permite que los banqueros y grandes empresarios, no paguen
los impuestos que les corresponden pagar con respecto a sus beneficios e
influyan en las medidas que adoptan para el pueblo. Estoy contra la falta de
transparencia de la clase política, estoy contra la traición de los que nos han
gobernado y los que nos gobiernan. Estoy en contra de su incoherencia, en contra
de la falsedad de sus mensajes, en contra de la corrupción de sus filas, estoy en
contra del empobrecimiento mental de muchos de ellos, que lo único que
consiguen es crear fragmentación en la sociedad, malestar y empobrecimiento.
A pesar de ello, hoy haré el paseíllo
del voto, iré con mi mujer a desayunar los churros de “la bella”, un puesto de
calentitos del Paseo del Estatuto de Carmona, de ahí haré el paseíllo, literal,
caminando, hasta el instituto en el que me toca introducir la papeleta, hoy
serán dos para elegir alcalde de Carmona y para que nos representen en Europa.
Solo espero que algún día los políticos se pongan en la misma onda de la
ciudadanía, sientan como sentimos nosotros, les importen los mismos problemas
que nos importan a nosotros y se levanten cada día para ser mejores personas,
por su bien y por el de todos.
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