Está claro que será casi imposible
que los políticos legislen para crear un sistema razonable, apartado del plan
infalible de financiación colectiva que tienen montado. ¿Cómo van a legislar
los políticos para dejar de cobrar mamandurrias pagadas por todos?
Algunos ya no pueden pensar en
algún sistema diferente al que los medios publicitan y empujan a las órdenes de
los poderosos. A su vez, esos poderosos untan a los políticos para que la
legislación sea la más favorable a sus proyectos sociales e intereses. Lo
normal para muchos es lo que hay, incluso como proponen otros, que en las
elecciones se queden fuera los que no consigan un resultado mínimo. Defienden
un sistema donde se compita, donde se siga perdiendo el tiempo en batallas de
insultos e improductividad, y clasista.
De nuevo lo voy a intentar, es mi
voz en el desierto, pero seguiré haciéndolo hasta que los dedos no me respondan
para continuar aporreando las teclas de mi ordenador. Propongo un sistema sin
elecciones, lo cual viene como anillo al dedo en tiempos como estos en los que
en un mes se van celebrar tres elecciones… nadie habla de los gastos para
celebrarlas. Mi sistema es la de la cooperación, la de arrimar el hombro, la de
aportar lo mejor de sí, cada cual desde su ideología para beneficio de toda la
ciudadanía, en especial para igualar las oportunidades y los niveles de vida de
aquellos que son más pobres. Podemos empezar, sin apartarnos demasiado de lo
que hay para no dejar a nadie en shock, por constituir un parlamento de 350
diputados a partes iguales de todos los partidos legalmente constituidos. En
seguida, suelen decir los oyentes: “Si eso fuera así, constituimos un partido
político y nos convertimos automáticamente en diputados”, pero añado la segunda
parte; considero que la política ha de ser vocacional, por lo que cada político
debe tener sus ingresos procedentes de sus empleos y dedicar un par de horas al
asunto político, que para todo el trabajo de llegar a realizar lo que la
ciudadanía decida, ya pagamos a un plantel multitudinario de funcionarios. Aún
más, que no existan partidos políticos, los partidos no nos hacen falta, es
fragmentación y más pérdidas de tiempo; que haya políticos, gentes deseosas de
hacer política, de debatir y darles vuelta a sus cabezas para hallar soluciones
a los problemas de la ciudadanía.
Si esto fuera de esta manera, ya
veríamos cuantos políticos profesionales del dinero público mantenemos, y cuántos
políticos vocacionales se sientan en el Congreso de los Diputados. Tenéis
permiso para pensar lo que queráis y yo os respeto, pero saliros del sistema
por un instante aunque sea mentalmente, permitiros recrear diferentes
situaciones y condiciones a las que se encuentran grabadas a fuego por la mano
de los poderes ocultos e intereses de los mismos, no desvelados.
Hay que legislar de verdad para
evitar la tomadura de pelo a la ciudadanía española, que no es diferente a la
tomadura de pelo a la ciudadanía de otras zonas del Planeta… el virus de la
corrupción está muy extendido, podríamos hablar de epidemia mundial. La
farmacéutica se mantiene callada porque no ha visto la posibilidad de vendernos
millones de vacunas contra el mal. Con leyes escritas de un modo sencillo, como
dice aquél, que las entienda la abuela de cualquiera de nosotros y sin grietas
dejadas a propósito, como sucede en estos momentos para salvoconducto de los gánsteres,
delincuentes y estafadores de alta alcurnia e imitadores de aquellos.
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