¿Tenemos que hablar de
globalización, de falsa globalización, globalización a la carta o, sencillamente,
no hay globalización? Si no hay libre mercado entre los países, si no se puede
vender sin ser gravado con impuestos y aranceles a medida, yo creo que la
globalización no es tal.
Todos los países están
protegiendo, de algún modo, a sus productores de los diferentes sectores: agrícolas,
industriales o empresas de servicios. Cada país se lo pone difícil a aquellos
que son capaces de vender por debajo del precio de las industrias de su país.
EEUU lo hace a voces, lleva meses amenazando a China o a Europa con el acero o
los automóviles, pero hay documentos gráficos que hablan de otros muchos
sectores a los que ya están impidiendo vender libremente. Actuar así es
bloquear la globalización o ratificar que no existe… ¡nos vendieron la piel del
lobo!, una vez más como en casi todo, nos tienen engañados. Igual es una medida
de fuerza para obligar a los países a firmar los dictatoriales acuerdos de
mercado que EEUU, Canadá y otros pretenden firmar con Europa, por ejemplo, y
someterles…, y dominarles.
Hace falta las capacidades de
todos, los adelantos de todos, la cooperación de todos, la transformación de la
manera de pensar y sentir de todos para alcanzar el mundo sin violencia y la
felicidad de todos. Esto no es utopía sino sentido común, esto es creer en que somos
capaces y tenemos la materia prima para ello, se nos presupone seres
inteligentes, es por ello que podemos crear una sociedad diferente apenas nos
lo propongamos. Hay que dejar de competir para empezar a compartir, no se
avanza más compitiendo como muchos nos hacen creer, se llega más lejos y con
mayor satisfacción colaborando, siendo amigo del otro, no enemigo como hasta
ahora. Se consigue más bienestar y se es más feliz amando al semejante, sintiéndose
como el otro, deseando el bien para los demás, ayudando a los demás,
compartiendo ideas y trabajo, actuando juntos, caminando agarrados de la mano,
teniendo buenas intenciones, deseando lo mejor para todos, siendo honrados y
honestos. Esto no es buenismo, calificado peyorativamente, esto es ser humano,
tener sentimientos humanos, creer en la humanidad y desear que nadie se nos
quede atrás, eso es respetarnos.
Si la tecnología se compartiera,
el resultado sería que todos los fabricantes presentarían sus productos con
mejoras iguales a las de los demás, no habría motivos para competir, las
diferencias las marcarían los diseños exteriores. La transformación necesaria
para terminar con la guerra comercial y dejar de tener como único objetivo el
dinero, sería el reciclaje de las mentes avariciosas que hay al frente de
ciertos sectores poderosos. Las mentes de esas gentes que en lugar de tener
neuronas en sus cerebros, tienen dólares conectados entre sí, son las que
aprietan y conducen las vidas de las gentes, las que están programando a las
personas para que se conformen con vivir vinculados a trabajos que nunca nos
sacarán de la pobreza y, por tanto, rendidos a los mandatos de ellos, a sus
imposiciones, a sus condiciones, a sus modas y a su círculo vicioso:
Trabajar-gastar-trabajar.
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