Se me hace
difícil hablar sobre algo en concreto, por un lado estoy asqueado de todo lo
que tenga que ver con la política amañada y de rencillas, por otro lado
corrupta y de temas que nos ocultan. Los medios de comunicación repiten como
papagayos los mismos incidentes hasta machacarnos las cabezas, generalmente,
con un gran vertido de negatividad. Al mismo tiempo, la ciudadanía siente gran
desesperanza en el futuro, si éste va a seguir en manos de la pobre calidad
humana y moral de los que aspiran a conducir el país. También hay que tener en
cuenta la deficiente acción de la justicia maniatada por el ejecutivo, que crea
una gran indignación entre la población, al ver que los chorizos y corruptos se
ríen, con ayuda de jueces y fiscales, del conjunto de la ciudadanía. Hay poca seriedad
y demasiada chusma en esta patria, empezando por el monarca que siempre nos
tomó el pelo con sus negocios turbios, sus comisiones y sus evasiones fiscales…
en España el más tonto, en este sentido, te hace relojes.
Estoy muy
desilusionado con todos los estamentos de poder, con todo el chanchullo de los
mismos, con la dejadez de las funciones de los que deberían ser pilares
fundamentales del orden y la gobernación. Se ha deshumanizado tanto la relación
con las autoridades, que pareciera nos encontráramos a años luz de esa gente.
Han hecho bueno el siguiente lema: la pobreza para la gran mayoría de la
sociedad. Siempre toman medidas para elevarse sus ingresos de un modo
descabellado, al tiempo que lo empeoran con derroche del dinero público, tanto
en sus privilegios, como en regalos a la banca, concesionarios de autopistas, o
créditos avalados por la Administración a gente emparentadas con políticos,
créditos que nunca son devueltos y que debemos pagar entre todos. Si me dejo
llevar por lo que trata de salir de mis vísceras, diría que a toda esa gente
inútil, perjudicial y traidora del pueblo, habría que prenderle fuego. Es una
bestialidad, lo sé, y nadie tiene derecho a quitar la vida a nadie, pero la
sangre me hierve con todos esos aprovechados, parásitos, y despilfarradores de
lo público. No pagamos impuestos para que haya unos graciosos robando cuanto
quieren o regalando nuestro dinero a sus familiares o amigos. Nosotros no
votamos para dar todo el poder a gente que nos traiciona. Necesitamos unas
leyes justas y contundentes con los delincuentes, se llamen como se llamen y
tengan un apellido de abolengo. Es una sinvergonzonería que la protección de
ciertas personas sea mayor o absoluta con respecto a la de los demás
ciudadanos. El delincuente es delincuente y hay que castigarle, así como exigir
la devolución íntegra de lo robado, o en su caso la justa compensación a sus
víctimas. Quien fue delincuente, cometió un acto deleznable contra alguien o la
sociedad y lo ha de pagar cuando se descubra lo que hizo, no puede eludir la
acción de la justicia porque el delito ha prescrito… ¿qué cuento es ese?,
pregunten a sus víctimas, a los perjudicados, ellos dirán si desean ser
recompensados por el daño que sufrieron, o si ya dan por perdido aquello que le
hubieren robado. Solo ellos tendrían legítimo derecho a pronunciarse al
respecto, no una ley injusta y encubridora de personajes de alta alcurnia, para
quiénes fue hecha esa ley de prescripción de delitos.
Los políticos
están en una órbita espacial extraterrestre, en lugar de dar soluciones a los
problemas, se enfrascan en las formas de llamarlos, en ponerles tal o cual
nombre. Esto sucede en el caso de la violencia, ya no sabemos cómo llamarla:
¿violencia machista?, ¿violencia de pareja?, ¿violencia de género?, o
¿violencia intrafamiliar?
Ahí está el
problema de la prostitución, el negocio más antiguo del mundo, sin regular pero
autorizado, en todas la ciudades hay puticlubs, casitas de señoras que ofrecen
servicios sexuales, y la Administración no cierra ninguno al tiempo que tampoco
interviene para normalizar un negocio que es como otro cualquiera, siempre que
la voluntariedad de las señoras que prestan el servicio lo hagan
voluntariamente, con el debido control sanitario, con contrato de trabajo, con
horario laboral correcto, con salario estipulado, etc., o sea, con las
protecciones y derechos como cualquier otra trabajadora. La prostitución está
siempre presente en la sociedad, pero los gobiernos miran hacia otro lado,
igual la justicia o los cuerpos de seguridad del Estado.
Con las drogas
sucede algo extraño, no se acaba con ellas ni se normaliza como uso lúdico, tal
como el que se bebe un cubata o dos tintos. ¿Estoy a favor de las drogas?, me
da lo mismo, no hago uso de ellas, no las necesito, pero entiendo que si se
comercializa tabaco o alcohol, por qué no se ha de hacer lo mismo con las
drogas. La gente aprende a hacer un uso del tabaco o del alcohol moderado y
fuera del horario laboral, supongo que haría lo mismo con las drogas.
Legalizarlas y que el Estado tuviera control sanitario de las mismas, tal vez,
acabaría con el negocio de los narcos, la gente podría comprar en tiendas
especializadas con la seguridad de no estar mezclada con sustancias extrañas.
Creo que sería positivo.
Seguir es
absurdo, casi cada tema al que pudiera recurrir, tiene una forma de retocarlo y
mejorarlo, pero los políticos tienen la vista puesta en la meta. La meta para
ellos es mandar, es tener el poder, es ser el partido que gobierne. La gente y
los problemas existentes son atajados cuando la presión social evidencia que se
están tocando las pelotas con respecto a ese tema.
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