Me pregunto
por qué han de pasar los nuevos ingresos en las universidades, por la
degradación y humillación de ser golpeados, vejados, arrastrarse por los
suelos, ser emborrachados, pintados, abochornados en público, etc. Por qué
matricularse por primer año a una Universidad tiene que ser motivo para que
unos pocos maltraten a un grupo de aspirantes a ser estudiantes universitarios.
Dónde está el orden y la seguridad ciudadana, dónde la decencia y la humanidad.
Dónde quedó la inteligencia del ser humano, ¿no hay nada mejor que ofrecer a
los nuevos compañeros?, ¿hacia qué clase de sociedad marchamos con individuos
promotores de tales ofensas hacia sus semejantes? Nadie tiene que pasar por
eso, al menos que fuere un juego acordado entre todos, los que se llaman
veteranos y los novatos, pero en ningún modo se ha de someter nadie si no es su
deseo, para eso están los organismos públicos, para denunciar a los infames.
Ponte en tu
sitio, cursa tu matricula y ve a lo tuyo, esos canallas no van a aprobar
asignaturas por ti, siempre será cuestión de las horas de estudio y de tu
esfuerzo. Pasa de ellos y a la primera les denuncia al rector del centro, y si
la cosa va más allá, para eso tienes a la policía; es vergonzoso ver a chicos y
chicas, mayores de edad, tirados por el suelo en plena calle, haciendo el
gilipollas, porque los que son más gilipollas que ellos les obligan hacerlo. Pintarrajeados,
obligados a beber en exceso, haciendo el tonto por miedo a la reacción de los
depravados organizadores de tan degradado espectáculo. Se siente vergüenza
ajena, toda la que les falta a esos tipos y tipas que humillan a los que serán
compañeros de universidad. En televisión hemos asistido a la ostia que le da un
supuesto veterano a una chica, supuesta novata. La ostia es como para
arrancarle la cabeza, es puramente una agresión motivo de ser denunciada ante
la policía, eso no es una novatada, ni una broma, eso es malaleche, eso es de
ser un agresor cometiendo una brutal agresión.
Ese trato no
podemos justificarlo de un juego porque no lo es, la gente novata tiene que
pasarlo mal, hay que ponerse en su piel, no hay derecho a que esto suceda.
Todos hemos sido jóvenes y más o menos tontos, pero el respeto por el otro no
se puede perder, ¿qué clase de sociedad vamos a conseguir?... ¡vaya ejemplo! Se
supone que esos mismos chicos y chicas serán profesores mañana, directivos, o
personal de cualquier empresa que atenderá a sus clientes o proveedores… la
gente cambia, pero el fondo es el que es, y el que es capaz de vejar de esa
forma, quizá, lo lleve bien arraigado, ¡pobres compañeros de trabajo, o
empleados que estén bajo su cargo!
Antiguamente,
en la mili sucedía algo por el estilo, los veteranos gastaban bromas, más o
menos, pesadas y fueron motivos de muchas protestas. Nos hemos quitado la mili
de en medio y nos han quedado las “bromas de mal gusto” de los universitarios.
Muchos de sus promotores lo justifican diciendo que son actos divertidos para
que se integren y se vayan conociendo, como han dicho en los medios públicos.
Creo que sería más civilizado organizar una fiesta o una comida en comunidad
para conocerse sin cachondearse de los nuevos, pero algo de maldad alberga
estas sesiones de vejación y humillación.
El reglamento
universitario debería decir algo al respecto, como por ejemplo que los
organizadores de tales chusmas de mal gusto, fueran expedientados e incluso
expulsados de la Universidad. Debemos caminar hacia una sociedad de gente
responsable por el bien de todos, hay que inculcar y fomentar otro tipo de
valores que apoyen la unidad, la solidaridad, la generosidad y, si me lo
permiten, el amor hacia los demás. Desatinos como al que me estoy refiriendo
nos aleja del propósito de cualquier civilización humana, lo elevo hasta ese
hito dramático, es distorsión, es incultura, es distanciamiento, es
fragmentación, fomenta el miedo y el odio ¿se puede creer que todos los
sometidos participantes lo hacen gustosamente?, ¿todos se están divirtiendo, no
tienen nada mejor que hacer? Esas gentes no son la imagen de la Universidad,
eso lo doy por válido, lo sé, porque de lo contrario estaríamos apañados.
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