Ayer me topaba
con una noticia, que resumidamente decía lo siguiente: Didi, el Uber chino,
pone en marcha un proyecto de servicio público de taxi, mediante vehículos sin
conductor. El miércoles pasado, el gobierno de la capital económica china,
Shanghái, otorgó el permiso a la compañía para que iniciara la actividad
propuesta.
Rápidamente se
me vino a la mente la situación de nuestro país, en el que estamos enfrascados
en formar un gobierno, y para lo que nuestros políticos no se ponen de acuerdo,
ni valen para ello, ni tienen voluntad de hacerlo… o sea, un total
despropósito.
En ese mismo
instante confrontando ambas informaciones me pregunté cómo es posible que
mientras unos vuelan a la velocidad alcanzada por el progreso, otros vayamos
arrastrando los pies. Lo que para mí significa, que mientras unos son el
estandarte del progreso, nosotros seguimos rudimentariamente varados en la
ambición desmedida por el poder, incapaces de hacer política y dejando que la
vida pase por nuestro lado fugazmente. Es eso para mí, es una pérdida de tiempo
miserable, es dejar pasar el tiempo sin hacer un aprovechamiento para el
colectivo, puesto que lo que persiguen aquí es el beneficio propio individual
de ciertas personas, con repercusión para sus partidos. La ciudadanía parece
ser el enemigo de esos endiosados, aparentemente elegidos por el pueblo en unas
elecciones amañadas por una ley injusta que da cierta ventaja a unos partidos
sobre otros. Las listas son cerradas, por lo que tienen una composición de
conveniencia de los partidos. Votamos a los partidos y no a las personas, es
por ello, lo que dije antes de “aparentemente elegidos por el pueblo”.
Sea del modo
que sea, se hace palpable que nuestros políticos no siguen los tiempos, están
dejando que el progreso se nos escape, no tienen un proyecto como país, mucho
menos para el beneficio de la población, porque como sabemos están
condicionados o chantajeados por los poderosos, que cada uno lo entienda a su
manera. Mientras estamos inmersos desde hace años en las políticas de
corrupción, en los negocios ilegales de nuestros políticos, el progreso y la
tecnología pasan de largo; después, como siempre, tendremos que importar todo
lo que no fuimos capaces de crear por nosotros mismos. Nos endeudaremos un poco
más de lo que ya estamos, algo que a nuestros políticos no parece importarle
demasiado. Arruinar el país, y por ende, la vida de los que lo habitamos así como
los que están por llegar, no es de relevancia mientras ellos abandonen la
política con la cartera bien llena y con puestos simbólicos en grandes compañías,
a las que ponen a su servicio el tráfico de influencia fabricado en su tiempo de
desempeño de la función pública.
Una población
nacional que paga con sus impuestos todo un chiringuito del que comen muchos
funcionarios, un tropel de políticos sumados al convite, así como muchos entes
subvencionados por todos nosotros, entre ellos, la simpática Casa Real y toda
su prole, se merece mucho más que la traición proveniente de los gobiernos que
hemos tenido hasta el momento. Todos han malversado dinero público, todos han
tenido en sus filas a indeseables que se han llevado dinero a paraísos
fiscales, o han montado una red de empresas pantallas offshore para blanquear
el dinero. Todos han sido tan patriotas que prefirieron dejar de pagar
servicios públicos mediante la no contribución al fisco, como hacemos el resto
de la ciudadanía. Todos, por intereses ajenos al bienestar general de la
ciudadanía, han firmado leyes o han llegado a acuerdos que nos traicionaban.
Todos los que nos han gobernado han pagado en muchas ocasiones, el doble o el
triple del valor de los proyectos de las obras públicas… ellos sabrán cómo se
han repartido los sobreprecios pagados. Todos los que nos han gobernado no han
tenido el más mínimo pudor en agarrar cada vez más poder para hacer lo que les
ha convenido a ellos, a sus partidos, a sus cuentas bancarias, siendo muchos de
ellos corruptos o cómplices de la corrupción ejercida por gente de sus filas.
Este es el panorama político social español que dura, ya no solo desde el 75
que murió el dictador Franco, el que tan difícil es desahuciar del Valle de los
Caídos, sino desde que él dio el Golpe de Estado. España lleva siendo saqueada
desde los comienzos de su historia conocida, y esos saqueos provocan deudas
públicas que debemos pagar entre todos cuando tuvieron y tienen sus
responsables directos, individuos aforados ahora, protegidos por estamentos de
poder antes, en definitiva, la deuda la produce el que gobierna, pero es para
el pueblo, sea legal o no.
Llevamos demasiado
aguantado por la supremacía auto concedida a sí mismos por nuestros políticos.
No debemos seguir soportando ni una más, y para ello lanzo un grito a la población:
¡a la próxima que nos hagan, vayamos a por ellos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario