Debido a que
el sistema social-político español, muy parecido al del resto del mundo, o sea,
que no es exclusivo, vive tan distanciado de la población española, y como está
medio mundo solo respirando por el capital, por el incremento de la pasta,
aunque sea mediante actividades ilícitas, es muy probable que hoy estemos
viviendo medio bien, pero que mañana podemos estar viviendo mucho peor. No hay
nada asegurado, puesto que el club de los que dirigen este sistema salpicado de
corrupción, irracionalidad y deshumanizado, marca unas directrices que siempre
se posicionan junto a los poderosos, facilitándoles las cosas para que
mantengan su poder e incrementen sus beneficios. Esto es insultante para la
inteligencia y la conciencia humana, pero es lo que hay, todo queda pospuesto
al capital, a los negocios, a la especulación, a la actividad del pelotazo, al
tráfico de sustancias prohibidas, al desahucio de personas, a la pérdida de los
empleos, a la explotación en trabajos mal pagados, a la traición cometida por
los políticos a la ciudadanía, a la corrupción que da lugar a los dineros en
negro, al blanqueo de dinero posterior para poder usarlo como si fuera legal,
al timo de pagar por todas las adjudicaciones públicas el doble o el triple de
su valor de proyecto, y para finalizar, los intereses ajenos a la población que
se anteponen a las necesidades de la misma.
No he
mencionado la violencia de todo tipo: de género o pareja, la que se aplica para
robar a la gente, tanto en la calle como en sus viviendas, las peleas con palos
y armas blancas en plena calle. Tampoco he mencionado la pobreza más absoluta,
aquella que lleva a las personas a mendigar comida y rebuscar restos en los
contenedores de basura. Todo ello nos indica que se puede llegar a vivir mucho
peor, porque el sistema no es protector de las personas sino de los capitales
de ciertos individuos que han consagrado sus vidas para que sus cuentas
bancarias sean asquerosamente abultadas. Cada uno que haga de su vida lo que
mejor crea, pero no si lo hace mediante la explotación de sus semejantes y el
permiso de las autoridades del país.
El sistema nos
resta fuerzas porque el sistema sabe cómo mantenernos enfrentados. Hemos de ser
nosotros y nosotras, los que lo veamos, los que dejemos de seguir la senda bien
estudiada sociológicamente por esos individuos que desde la sombra mueven los
hilos de los aparentes representantes políticos de la ciudadanía. Debemos
unirnos para adquirir la fuerza necesaria para llegar a ser un contrapoder al
sistema corrupto establecido. La división ideológica no debiera separarnos,
sino enriquecernos con la aportación de diferentes formas de solucionar
problemas, pero hemos caído en la rivalidad de izquierda contra derecha. Nos
hemos acostumbrados y casi confundidos cuando decimos: “Yo soy socialista,
conservador, revolucionario, de tal o cual partido, etc.”, ¡no!, somos humanos,
seres humanos, nada más, todo lo demás es programado, añadido y nada tiene que
ver con nosotros, ha sido fabricado como entrenamiento de confrontación y
defensa que hace cada uno de lo que cree le pertenece y a donde cree
pertenecer. Somos personas y tenemos necesidades parecidas, nuestra lucha es
por vivir todos, cada día, mejor. Y si hay una porción pequeña de población
impidiéndolo, esa porción debe ser ignorada, las normas se han de diseñar para
vivir todos mejor, en especial para mejorar la vida de los más pobres. Debemos
alcanzar un nivel educativo, formativo, de especialización y, sobretodo, de
concienciación de la humanidad, que es el único todo al que pertenecemos, que
nos lleve, junto con el factor inteligencia a acabar con las aberraciones de
las guerras, de la violencia, de la explotación en todas sus facetas: infantil,
de la mujer, de los menos favorecidos, etc. Tenemos todo lo que necesitamos
para diseñar una sociedad fundamentada en el amor, porque en el fondo somos
seres de amor y luz, solo que esta sociedad interesada nunca nos ha hablado de
ello, y muchos menos lo ha fomentado, no ha parado, no nos dio oportunidad de
que nos observáramos y que nos diéramos cuenta que somos así. En lugar de ello,
usan los medios de comunicación para desestabilizarnos, asustarnos y
proyectarnos hacia el exterior constantemente; lo cual no nos permite conectar
con nosotros mismos, y sin esa conexión, es casi imposible que podamos expandir
nuestra conciencia y poder conectar con los demás… todo está perfectamente
calculado.
Nadie quiere
vivir peor que el año anterior, nadie quiere que sus hijos o nietos vivan peor
de como lo hicieron ellos. Sintiendo a los demás es imposible idear una
sociedad peor, que le vaya peor a los demás. Sintiendo a los demás no se puede
legislar para restar sino para sumar, pero no de palabra como hacen los
políticos actuales y los del pasado, sino de hecho. Sintiendo a los demás se desea
para el otro lo mismo que uno sabe que es bueno para sí. Lo tenemos todo: un
maravilloso contingente humano, tecnología, dinero, capacidades por descubrir
en el interior de cada uno de nosotros, inteligencia, ganas de vivir cada día
mejor, deseos de conseguir un mundo más equitativo, justo, armonioso y
pacífico. Todos queremos todo eso, y somos nosotros los que tenemos que poner
de nuestra parte para alcanzarlo… ¡está ahí!, lo rozamos con las puntas de los
dedos, solo debemos unirnos de verdad, respetando nuestras diferencias,
aceptando que las diferencias nos enriquecen y nunca son motivos de odio y
confrontación. Saquemos lo mejor de cada uno de nosotros, hagamos un esfuerzo
por comprender al otro, dialoguemos, amemos y emprendamos juntos la consecución
de una sociedad mejor para todos.
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