Que lamentable se me hace que en
muchas cosas que se hacen en la vida, y por la tendencia a salir beneficiados,
algunos solo piensen en si mismos, arrimando ascuas a su sardina, perjudicando
a otros. Que lamentable me parece que tengamos que estar en alerta
continuamente para que otros no se queden o sirvan de lo que nos corresponde.
Por último, en la misma línea, que lamentable es que tengamos que estar
buscando la legislación porque la otra parte sabiendo que debería aplicarla no
lo hace, o la aplica según su conveniencia.
Lo que es de una parte, es suyo y
le corresponde, la ley le ampara y nadie ajeno ha de venir a conculcar lo que
las normas dictan, pero igual para una parte actora o interviniente como para
la otra.
Por qué la costumbre de negociar
a ganar sola una parte, por qué exigir lo que se sabe no es legal o simplemente
no corresponde. ¿Hasta cuándo se tiene que estar tolerando las presiones e
insinuaciones, que pretenden algunos convertir en norma de conducta?, Por qué
algunos utilizan la desestabilización del grupo para manejarle mejor, por qué
hacen mención a lo que rumorean terceros, tal vez incierto o inventado, para
con la mentira cohibir al grupo.
Esas maniobras se ven desde el
exterior, solo los más ingenuos piensan que un colectivo puede ser manipulado
burdamente, pero esto no es cierto, mucho menos cuando se trata con personas
mayores que tienen una cierta preparación, formación y saben hacer sus
consultas; por no decir que conocen las teclas que hay que tocar para saber la
verdad del asunto, e incluso pueden enterarse como dar la vuelta a la tortilla,
o hacer intervenir a terceros que podrían obligarles a tratar al grupo con el
respeto que se merece y la legislación correspondiente, no la amoldada a sus
intereses.
Generalizo, no hablo de un caso
concreto, aunque si me refiero a una forma de interrelación habitual en
cuestiones laborales principalmente. Es tan frecuente que diría se está dando
en un elevado porcentaje de relaciones laborales, pues muchas empresas conviven
con la ilegalidad, en mayor o menor grado.
Los empresarios no son ogros, las
empresas no son campos de concentración, no faltaría más, pero en el juego
monetario, el empresario es el banquero, y generalmente antepone el euro a
cualquier otro derecho, es por ello que insisten en el despido libre, es por
ello que se saltan la ley en muchas pequeñas cosas, que suelen suponer pequeños
recortes de los derechos del trabajador. De la suma, a todos sus empleados, de
esos pequeños recortes no legales, se obtiene un desembolso más ajustado,
menores gastos para la empresa. ¿Quién o qué autoriza al empresario a aplicar
medidas unilaterales que escapan de lo reglado en un convenio, o en la misma
ley?
Para ir acabando, me vuelvo a
preguntar por qué no es posible, en muchos casos, un trato de respeto y
consideración mutuos entre trabajador y empresario. Por qué se ha de ver y
representar como una relación de partes contrapuestas, enemigos los unos de los
otros, si el fin debería ser el mismo, formando un grupo o equipo de trabajo
cohesionado, con un objetivo común, válido para todos, del que todos se
beneficien, creciendo y prosperando.
Por qué se han de convertir las
relaciones laborales en interminables y disgustadas jornadas, llenas de
sinsabores y discusiones si todo está reglamentado, legislado, y solo hay que
ser lo suficientemente responsable como
para saber interpretarlo, aplicarlo y respetarlo.
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