Lo último ya
no hay por donde cogerlo, tarjetas fantasmas para todos los del consejo de
Administración de Caja Madrid, durante diez años. Noticia conocida por todos
los miembros del consejo y por el Banco de España, así como por Hacienda.
Un escándalo
más, un robo más, un saqueo en pleno siglo XXI, al más claro estilo Curro Jiménez,
en cualquier cruce de caminos. Otro caso de mi España a la que están
destrozando, desmigajando y dejando en pelotas entre unos y otros, personas que
deberían haber cumplido con sus obligaciones públicas, no solo con sus
intereses de bolsillo.
Hay una manera
de ir poniendo fin a tanta corrupción, si en mi mano hubiera estado, hubieran
sido apresados esta misma mañana los 86 delincuentes que hicieron uso de bienes
ajenos, moviendo dinero negro con sus tarjetas fantasmas y hubieran sido
conducidos directamente a la prisión, pongamos, por 5 años, sin derecho a
comprar su libertad, por tanto, sin fianza. Dejándoles un comunicado en el que
le hicieran comprender que tras los 5 años su encarcelamiento se prolongaría hasta
que la cantidad usada no hubiera sido devuelta íntegramente. Igual trato les
daría a los gobernadores del Banco de España que hubieran ocupado ese puesto en
los últimos diez años, mientras nos robaban esos caraduras. Idéntico trato le
daría a todos aquellos responsables de Hacienda que hubiera habido durante esos
diez años de saqueo y me lo llevo calentito.
Si el “ingobierno
del PP” hubiera actuado en este caso con la misma celeridad que lo ha hecho
para rivalizar con la opinión que desean expresar los catalanes en las urnas,
ya estarían toda esa retahíla de chorizos durmiendo esta noche en la cárcel y
los que no tengan buenos pensamientos para un futuro cercano, se lo estarían
pensando dos veces.
Cuando se
tiene el poder de cambiar las leyes para bien de la convivencia, el orden y el
respeto de todos; es bien fácil. Pero cuando se hace lo que hizo el PSOE en su
última etapa de “ingobierno” o como lleva haciendo el PP en estos tres años de
igual “ingobierno”, usar ese poder para criminalizar el orden, oprimir, imponer
y empobrecer a los ciudadanos; la sociedad se va al garete porque el barco del
gobierno hace agua, perdió el timón y no lleva rumbo alguno; sencillamente va a
la deriva y como país nos comen las moscas. Falta compromiso y responsabilidad,
sobra verborrea demagógica y barata.
España
necesita un poco más de corazón y mucha más honestidad, hace falta humanidad en
las actividades gubernamentales. Hace falta sentirse ciudadano y no gente de la
élite sino igual y mientras no suceda algo para que estos insensatos dejen de
estar hipnotizados, no va a cambiar nada, a menos que el pueblo reaccione.
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