Cuando te
pasas varios días en un hospital, por la razón que sea, y ves lo que hay,
comprendes que hay que cuidarse más. Que hay que comer menos y más selecto, no
en cuanto a calidades, que también si se puede, sino en preferir alimentos
frescos y naturales y, en menor medida, las carnes, las grasas y los dulces.
Casi todos tenemos algunas curvas indeseables, a las que nos hemos
acostumbrado, pero que son reservas grasas de un exceso de alimentos con
respecto al consumo o gasto energético de nuestro cuerpo. Dicho de un modo más
simple: “Que comemos más de lo que necesitamos”, por tanto engordamos. Esos
mismos excesos son causantes de enfermedades cardiovasculares, enfermedades
digestivas, renales, diabetes, etc. Pagamos un precio muy elevado por el placer
de comer mucho y desordenadamente. Sería más correcto, si se quiere, comer de
todo, pero hacerlo en muy poca cantidad.
Para sentirnos
bien físicamente, tendríamos que hacer alguna actividad diariamente o con
bastante frecuencia. Una carrera suave si se es más joven, nadar, montar en
bicicleta o, sencillamente, caminar cuando se es algo mayor. Hacer una
actividad física regularmente por espacio de una hora diaria, nos mantiene un
tono muscular bueno, nos aporta agilidad, buena circulación de la sangre, buena
oxigenación y buena capacidad pulmonar, un corazón fuerte, etc. Todos son
ventajas, tan solo tenemos que coger el hábito, practicar a diario un poco
hasta alcanzar el tiempo deseado y el ritmo adecuado. Es muy agradable hacerlo
cuando se tienen amigos o amigas, con las que compartir la actividad, y si es
caminar, se puede ir charlando y el tiempo pasa volando. Es muy gratificante,
ya lo verá.
Si conseguimos
alcanzar un peso adecuado para cada uno de nosotros, en función de nuestra
estructura y altura, comemos poquito y nos movemos lo suficiente, podremos
prescindir de muchos de los medicamentos que ahora tomamos. En poco tiempo
vuestros médicos os retirarán algunas de las medicinas que tomáis ahora, porque
no os harán falta. Y recordad que todas las medicinas tienen cantidad de
efectos secundarios, tan solo tenéis que leer los prospectos para comenzar a
desear no tomarlos. Pues muchas veces es posible, tan solo tenemos que cuidarnos.
Podemos comer de todo, en muy poca cantidad, tratando de evitar en lo posible,
las grasas, los dulces, los fritos y todos aquellos que no hace falta repasar,
porque en verdad, todos lo sabemos.
Por último, un
complemento indispensable es la salud mental y, para ello, vuélvase más
optimista. Haga un esfuerzo por ver las cosas de otra manera, deje de presuponer
como van a ser las cosas y vívalas como llegan. Deje la cabeza quieta, no le de
tantas vueltas a las cosas, no se complique más de lo necesario, que todos nos
complicamos mucho. Evitemos las discusiones continuas, seamos más flexibles y
tolerantes. La vida no es una competición de a ver quién se pone encima de
quién. Hay que aprender a no meterse tanto en la vida de los demás y hay que no
dejarse invadir por la tele basura. Hay que aprender a vivir y el silencio es
un buen compañero de viaje.
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