Muchas
personas hablan de lo mismo, todos se cuestionan cómo se podría intervenir en
la gestión para poner fin a la corrupción política o, sencillamente, por qué no
se pide justicia contra ciertos delincuentes de guante blanco, etc. Y la
respuesta siempre es la misma, porque ellos que son los que tienen que
legislar, no van a hacerlo en su contra. Es así de simple, los que tienen la
potestad de poder endurecer la ley para castigar los delitos que ellos mismos
están cometiendo, no lo van a hacer. Además, son ellos los que han colocado a
los jueces de las más altas instancias, por lo tanto cuando tienen que ser
juzgados, esos mismos jueces están maniatados; no van a castigar a la mano que
les da de comer.
Vivimos en un círculo
vicioso o como dirán otros, esto es la pescadilla que se muerde la cola. Hay un
techo no elegido por nadie, que limita las funciones de los políticos, como
ejemplo más reciente tenemos a Grecia, Syriza y Tsipras. Elegidos democráticamente
para hacer algo diferente en su país, con esa buena intención comenzó a
caminar, hasta que se topó con los poderes monetarios y le obligan a hacer todo
lo contrario a lo que desea hacer. O sea, que hay unos poderes oscuros y monetarios,
ajenos a los ciudadanos, marcando el paso de los acontecimientos. Habría que
romper con estos poderes y no endeudarse con ellos, no dejarles entrar en
nuestras vidas y la única forma posible es ser autosuficientes. Tener los
medios industriales, tecnológicos, productivos, agrícolas, ganaderos, etc.,
suficientes, como para generar riqueza sin tener que vivir de sus créditos.
Pues hacerlo como hasta ahora, dan unos resultados fatales: sometimiento a
políticas que nadie ha votado, pobreza para una gran parte de la población y un
país cada día más endeudado y dependiente de los caprichos de esos grupos
inversores.
Lo que ocurre
es que los que pasan por la política se enriquecen más pronto cobrando
comisiones de los interventores en el país, que realizando un proyecto de país
industrializado con buen nivel tecnológico, científico, etc., que llevaría más
tiempo acometerlo, tiene mayor dificultad y sobre todos que a los que pasan
unos años por los cargos políticos no les importa. Ellos prefieren el flujo de
dinero rápido en sus cuentas, las menores complicaciones y rodar entre partido,
gobierno, senado, diputaciones, etc., en definitiva, no dejar de cobrar de lo
público y pillar cuanto puedan con las adjudicaciones de obras, compras de
equipos, mobiliario, etc.
Yo solo veo
una forma de terminar con todo esto, que pasa por la reacción ciudadana. Tenemos
que tirarnos a la calle todos, dejar el sofá y la telebasura, poner fin a la
comodidad de no mover ni un dedo y salir a la calle a exigir que trabajen y
sobre todo en la dirección que digamos los ciudadanos, no en la que imponen los
que dan el dinero. Hay que poner fin a la corrupción y al endeudamiento. Hay
que terminar con la mentira con la que nos gobiernan y con la que gastan el
dinero público. Hay que auditar desde que llegó la transición y exigir responsabilidades y
devoluciones de lo sustraído a todos los responsables.
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