Esta semana la noticia ha sido,
indudablemente, la caída del niño de dos años, llamado Julen a un pozo de una
finca de Totalán (Málaga). Mirado desde fuera parece algo inverosímil si no
fuera porque lo asegura el padre, que decía iba o estaba a escasos dos metros
del pequeño en el momento del trágico incidente. Es tan estrecha la abertura
que cuesta trabajo imaginar que el niño pudiera haber caído al interior. Mi
mente me dice que apenas tuviera una pequeña distancia un pie de otro, la
propia de ir andando, le impediría caer limpiamente como parece que hizo, pues
el padre estando tan cerca no pudo agarrarlo. La lógica me dice que entraría u
pie, pero que la otra pierna quedaría fuera y con ello el cuerpo adquiriría una
torsión que, seguramente, le impediría deslizarse al interior sin producirse
roturas de extremidades, desgarros, etc. y sabemos de la flexibilidad de los
niños, quiero decir, siguiendo mi intuición, que más bien, el niño quedaría
herido y atrapado en la boca del pozo.
Ese atrevido pensamiento es el
mío, en contra de todo lo que oigo, pero seguramente estoy equivocado, allí hay
cantidad de personas especializadas en el tema: fuerzas de seguridad,
protección civil, psicólogos, probablemente médicos, etc., que se habrán visto
más de una vez en situaciones similares. Ellos son los especialistas, no uno
que vierte unos pensamientos en la pantalla del ordenador sin formación alguna
en estos casos.
De cualquier manera, si vamos o debiéramos
ir hacia una sociedad de gente responsable, quién o quiénes deben hacerse cargo
de todo el gasto e indemnizaciones que derive de este caso. Está medianamente
claro que la empresa que realizó las prospecciones para hallar agua y no fue
así, debió haber rellenado de nuevo las perforaciones que hizo hasta dejar
completamente tapado el pozo inservible, en esto estaremos todos de acuerdo.
Por tanto, esa empresa debe hacerse cargo de todos los gastos de una semana de
trabajo, día y noche, de un montón de personas y uso de muchas máquinas
especificas traídas de diferentes puntos de España para ayudar en el rescate
del niño. Igualmente, si el final conlleva la muerte del niño por la caída y el
tiempo que se ha llevado en el interior del pozo, que digan los jueces qué
indemnización deben abonar a la familia de Julen y cuántos años de cárcel deben
tener los responsables de haber dejado el pozo en ese peligroso estado de
descuido.
Hasta que la justicia no actúe
con severidad contra los infractores, delincuentes y demás personajes que se
saltan las leyes o hacen lo que les da la gana, no iremos hacia una sociedad de
personas responsables. La ley se debe saltar o no obedecer cuando a lo que
obliga obedece a los intereses de una minoría y perjudica al resto. La ley no
es ley cuando es fruto de la manipulación y los pactos ocultos de unos
desalmados. Ya sé, hay que cambiar la ley, pero cuando el poder de hacerlo está
en manos de algunos que se venden a esos poderes de la maldad y la
desconsideración hacia el resto de la ciudadanía, solo nos queda la
desobediencia. Esto no es ser un revolucionario, es dejar de ser un borrego.
Volviendo al caso del niño Julen,
son demasiadas horas para un niño tan pequeño, si es que está en el interior
del pozo. Ojalá le rescaten con vida y pueda recuperarse… ¡ojalá!
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