Vaya problemón que se le plantea a las familias españolas
que sean mayores, enfermen, necesiten ayuda, sus familiares estén ocupados y no
puedan atenderles. Si no prepararon con años de antelación la solicitud en un
centro público, tendrán que ir a un centro de mayores privado y con la pensión
no llega para abonar la mensualidad… ¡vaya problemón! No digamos, si al mismo
tiempo tienen la desgracia de enfermar los dos: padre y madre… ¡apaga y vámonos!
Por qué refiero esto, porque es una situación corriente, que
se le puede dar a cualquiera y hasta que no llega no se echa a ver. Tus padres
son mayores, pero van tirando, viven solos, estáis ocupados, trabajando,
estudiando, enredados en los asuntos de esta vida y… ¡Zas!, tu madre se cae y
se rompe una cadera, no se puede valer por sí misma, la ingresas en una
residencia de esas que cuesta más que la pensión de jubilación de tu padre. ¿Y
si tu padre enferma, al mismo tiempo, de alguna dolencia por la que tampoco se
pueda valer por sí mismo?... ¡arrea, lo que faltaba! No es fácil gestionar el
asunto, es entonces cuando se cae el mito de que tenemos la mejor Seguridad Social
del mundo y todos esos eslóganes preelectorales y medallistas que suelen usar
nuestros políticos, generalmente, los que están en el poder, porque en ese
momento la Seguridad Social depende de ellos y la exhiben con orgullo… claro,
que según trascendía por la redes sociales, al padre del anterior Presidente
del Gobierno lo manteníamos en un centro de atención para mayores, que no sería
un centro cualquiera, entre todos, con el presupuesto del Estado, como un gasto
más. O sea, que el padre de alguien que gana miles de euros mensuales lo
pagamos entre todos, y el da cada cual, sin poder, sin que alcancen los
ingresos mensuales, nos lo pagamos cada uno de nosotros, si podemos.
Nuestra Seguridad Social será medio buena, pero ha perdido
muchos enteros en las últimas décadas. Empecemos por las listas de espera para
ser intervenidos quirúrgicamente, los meses que transcurren mientras llegan las
citas para ser vistos por los especialistas, las veces que acudimos a urgencias
de los hospitales para que nos echen con el mismo dolor y una dosis mayor de
calmantes, porque según los servicios de urgencias ellos solo están actualmente
para tratar de controlar el dolor, para curar o averiguar de dónde procede el
dolor está su médico y los especialistas. Cuando yo era joven e íbamos a
urgencias del hospital, te hacían todas las pruebas posibles y te
diagnosticaban, te daban el alta si procedía, y salías con la medicación
pertinente… esto ha cambiado mucho. No digamos cuando tienes que ser trasladado
en una ambulancia, como saben, hay que esperar a la dichosa empresa de
ambulancias tres o cuatro horas, a esto no hay derecho ni podemos seguir
diciendo que tenemos el mejor servicio público de sanidad de los países
avanzados o desarrollados, habría que ver y comparar cuál es el avance y cuál
es el desarrollo. Llegados a este punto, los defensores hacen comparaciones con
las zonas más deprimidas de la Tierra, o nos vuelven a restregar lo de ser
líder en trasplantes, pero es que trasplantar no es la única asistencia que
necesitamos las personas, necesitamos otras atenciones como las referidas al
principio de este escrito y eso que no he entrado en la salud bucodental,
porque ahí sí que hace agua la Sanidad pública de este país, es que poder comer
adecuadamente no debe ser nada importante para la salud de las personas, o las
enfermedades como consecuencia del mal estado de las piezas dentales son
inexistentes para la medicina española. No entiendo por qué no se legisla en
estas materias para dar cobertura a las verdaderas necesidades de la población;
seguramente no lo hacen por la afición de los políticos a la privatización, de
esta manera dan vidilla a las clínicas dentales privadas, a los centros de
salud privados, a las aseguradoras de salud, a los geriátricos privados y a las
funerarias.
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