Como decían las abuelas, no hay
mejor medicina que pasar todo el día metido en la cama para recuperarse. Sin
ganas de comer, solo bebiendo agua y durmiendo mucho. Tranquilidad, silencio, oscuridad
mientras las manecillas del reloj daban vueltas. No sé cómo pude estar todo el
día metido en la cama si cuando despierto me tengo que levantar porque me duele
hasta el último hueso. Ha sido un cambio de rutina en todos los sentidos, quedarme
en la cama, no hacer ninguna comida, empezar el año enfermo, pero hoy ya estoy
mejor y mi adicción a escribir me ha sentado al ordenador, el día comienza a desperezarse
y yo, como de costumbre, lo recibo sentado y contando algo.
Como otros años por esta época me
gustaría arremeter un poco contra las explosiones típicas de estas fechas. No
entiendo por qué una minoría puede molestar con el estruendo de sus detonaciones
al resto de la población, por qué no se prohíben los estallidos y solo se
permiten las luces y los colores. Esto es igual que lo del toreo, no es difícil
contentar a todos, que dejen torear pero sin hacer ningún daño al animal. Todo
se puede regular utilizando el sentido común y, sobre todo, el respeto al
prójimo. Mucho más complicado es llegar a legislar la caza o el sacrificio de
animales en los mataderos, aunque muchas personas lo justifiquen diciendo: qué
vamos a comer si no. Todo se puede mejorar si se antepone el respeto a los
demás y, no digamos, a la vida de terceras personas o de animales. Algunos si
evolucionaran se darían cuenta que la energía de vida de los animales es la misma
energía de vida de nosotros, que toda la energía de vida es la misma, solo eso
energía de vida; entonces, verían la crueldad que llevamos empleando desde hace
siglos.
Creo que tenemos cualidades
interiores para ser seres superiores, pero no las desarrollamos quedando
anclados en la mediocridad. Perdonen si se ofenden con lo que digo, pero es mi
sentir, lo que mi experiencia me ha demostrado y mostrado. Podemos autorrealizarnos
mediante unas prácticas y una atención continuada, pero en nuestra sociedad se
ha obviado este extremo del ser humano, es como si no interesara al propósito
de la sociedad. Se prefiere tratar con gente manejable, consumista y proyectada
casi por completo al exterior. Todo ello, porque una clase pretende seguir
ejerciendo su poder y su dirección sobre el resto, algo que no sería necesario
si todos nos desarrolláramos interiormente. La mitad de las leyes sobrarían,
los cuerpos de seguridad y ejercito serían innecesarios y todo el tinglado del
que comen tanta gente, a costa de los demás, no tendría sentido alguno.
Un día
de cama y ayuno hace que mire para adentro, que me sienta y que recuerde mi ser
interior, lo que soy al margen de todo lo que he creído ser o me han hecho
creer, en algunos momentos de mi vida. Es por ello que de cuando en cuando
tengo que hablar de esto para no perderme demasiado.
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