Voy a tratar de componer un escrito,
una carta en este justo momento, previo a las elecciones y al debate televisivo
que el próximo día 23 de abril se va a celebrar.
Estimado Pablo:
Los
ciudadanos estamos hartos de actuaciones en las que intervienen políticos para
tirarse platos a la cabeza sin dar soluciones a los problemas que afectan a la
gente. Hay una regla fundamental en la venta que es resaltar las ventajas, las
prestaciones y la excelencia de nuestros productos, pero nunca hablar mal de la
competencia y hasta evitar nombrarla.
Pablo,
es mucho más elegante no insultar a nadie, porque esa acción desvela falta de
recursos para hacer o exponer algo mejor. Hay que pasar de esto, hay que
implementar un discurso real de lo que uno, como político y servidor público,
desea alcanzar para el bien general de toda la ciudadanía. A la gente hay que
convencerla con la verdad por delante y explicando hacia dónde se pretende
marchar, qué se quiere obtener, cómo se van a lograr los objetivos que se ha
marcado el partido.
Pablo,
nunca se ha de perder de vista a la ciudadanía, principal objetivo y razón de
ser que haya políticos representándole y defendiendo sus derechos, a la vez que
tratando de conseguir un mayor bienestar para todos. Es que no debiera haber
más, cualquier partido debe situarse un paso por detrás de la gente, de la
ciudadanía, porque sus intereses deben estar por delante de cualquier interés
de partido, algo que no viene sucediendo, en unos partidos se evidencia más que
en otros.
Pablo,
cuando los demás te digan que como partido queréis romper España físicamente y económicamente,
ignórales, devuélveles otra nueva medida política aún mejor que la de ellos,
sin tener que nombrarles, ¡pasa!, continúa desarrollando vuestro programa, lo
que pretendéis hacer y cómo lo vais a conseguir si tuvierais el suficiente
respaldo electoral.
Pablo,
¿serías capaz de volver a tu Universidad a dar clases, en estos momentos y
dedicar un par de horas diarias a la política por vocación, sin cobrar por esta
función pública?, déjales con los pies colgando, descubre a los impostores, a
aquellos que no tienen vocación de servidor público y que se arrimaron a la
política para hacer de ella una carrera profesional lucrativa. Veríamos la
estampida, sería multitudinaria, proponlo, deja a todos helados, ¿eres capaz de
dar ese golpe en la mesa?, que todos los políticos no tengan sueldo, que
vuelvan a sus trabajos habituales y que realicen esas funciones un par de horas
al día, para lo demás ya tenemos a los funcionarios, a los empleados públicos.
Pablo,
como despedida, solo desearte mucha suerte en las próximas elecciones, en el
debate del día 23, y que todos podamos salir ganando. A ver si llega el día en
que nos dejemos de rivalidades, todos arrimemos el hombro y lleguemos a
conseguir un país con trabajo para todos, con salarios dignos y libre de
corrupción. Un país donde se puedan pedir cuentas, que devuelvan lo robado, y
colaboremos todos para que a todos nos vaya mejor.
Un saludo, Pablo.
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