Ayer pudimos asistir al primer
debate, de las próximas elecciones, a seis celebrado en un plató de TVE, los espadas
fueron: Irene Montero (PODEMOS), Aitor Esteban (PNV), María Jesús Montero
(PSOE), Cayetana Álvarez (PP), Inés Arrimadas (C’s) y Gabriel Rufián (ERC).
Algunos hicieron política como: Irene, Aitor, Gabriel y la nerviosa María
Jesús, pero dos fueron para atacar las líneas de flotación de sus adversarios,
como fue el caso de Cayetana contra María Jesús, o el de Inés contra Gabriel.
También se hizo evidente que los
partidos que han gobernado tienen mucho por lo que callar, Cayetana (PP) no
desaprovechó sus tiempos para lancear al PSOE, y toda sus intervenciones
seguían la senda de “ustedes no saben gobernar y con ustedes España siempre ha
ido peor”, resumiendo, es lo que vino a decir Cayetana durante todo el tiempo
que duró el debate.
Inés Arrimadas hizo lo propio con
Gabriel, le disparó no sé cuántos torpedo a cuenta del asunto catalán, pero
Gabriel Rufián se mantuvo en pie, sin descomponerse y fue uno de los candidatos
que aprovechó casi cada intervención suya para poner sobre la mesa medidas políticas.
En esa misma línea se movió Irene y Aitor, nada de entrar en guerra sucia
contra nadie, tratando de informar al público de sus políticas y de lo que a
sus ojos se debe hacer para mejorar la calidad de vida de la ciudadanía, aunque
Aitor lo dejó bien claro, él trabaja por los vascos, por los suyos, lo dijo, no
por el conjunto de los españoles.
O sea, algunos fueron a exponer
qué pretenden hacer si gobiernan, y otros fueron a tratar de tumbar o
desacreditar a sus adversarios directos. Es evidente que quien va a seguir
tirando tiestos a la cabeza de otro y no sabe hacer nada mejor, es que tiene
pocos argumentos políticos y, probablemente, carece de proyecto para los
españoles. De lo contrario, alguien con un buen plan para la ciudadanía,
aprovecha sus tiempos, los rentabiliza para llegar a cuanta más gente mejor,
porque de ello van a surgir los votos y los apoyos que todos necesitan para
poder gobernar.
Algún día, si evolucionan lo
suficiente, se darán cuenta que no son las formas, que poco se avanza con la
disputa y la guerra entre formaciones, que es mucho más productivo para todos,
ponerse de acuerdo en lo esencial para la gente y arrimar el hombro para
conseguirlo. Este sistema de pretender el poder y sacar la mejor tajada, a ser
posible, mejor que la de los demás y considerarlos al resto adversarios, no
lleva a nada más que a las ofensas y al show televisivo, radiofónico y
parlamentario. Cuando deseamos que nos diviertan nos vamos a ver la actuación
de unos cómicos o los payasos de un circo, pero nosotros, los españoles,
estamos pagando supuestas personas serias y formadas, con supuestas vocaciones
de servicio público, en las que ponemos en sus manos el poder de decisión de
hacia dónde debe marchar España, para asegurarnos un deseado bienestar y un
país productivo, no para que nos diviertan ni para que nos agrien la tarde.
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