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Algunos dirán
que las cosas suceden porque tienen que suceder y así lo justifican todo, pero
es que a veces suceden las tragedias porque no se subsanan asuntos y déficits detectados,
sino que se suplen con sanciones y se va dejando pasar el tiempo hasta que
revienta, literalmente, el asunto. En este caso, según apuntaron los medios de
comunicación, la factoría había sido amonestada y sancionada hasta en cuatro
ocasiones, y la pasividad de las autoridades, o la lasitud de las leyes
existentes, dieron lugar a que la petroquímica reventara como una monstruosa
pirotecnia, haciendo llegar piezas de centenares de kilos a varios kilómetros
de distancia, provocando varios fallecidos. El mal ya está hecho, la factoría
medio destruida, seguramente dirán que todo estaba en orden como suelen decir
en estos casos para difuminar y eludir responsabilidades, o que no tienen
liquidez para hacer frente a los daños ocasionados, algo que también es muy
corriente… ¡como aquí casi nunca pasa nada a los infractores!
Hay varios
asuntos a tener en cuenta, por un lado, ¿cómo podía estar una fábrica tan
peligrosa rodeada de viviendas?, ¿quiénes concedieron los permisos a unos y
otros?, o sea, quiénes permitieron que las viviendas se construyeran tan
próximas, o la fábrica se ubicara a tan poca distancia de aquellas. Por otro
lado, si era sancionada continuamente, qué estaba mal y no se corregía. ¿Por
qué se permitía su funcionamiento?, una vez más el dinero, los puestos de
trabajo, todas las excusas vienen bien menos que se hicieran las cosas
adecuadamente. Ahora, como casi siempre, no habrá responsables, todos dirán
haber cumplido con sus obligaciones, pero no debe ser así cuando la fábrica ha
reventado…, dirán que fue un accidente, algo fortuito, y como de esto no
estamos nadie libres, resultará la excusa perfecta. O sea, podemos sacar una
conclusión de lo sucedido: mejor no invertir en reparar, es más económico pagar
sanciones e ignorar a las autoridades, y si algo sucede…, es un accidente
inevitable, fueron las malas condiciones climáticas, un rayo que alcanzó el
tanque que contenía un gas muy peligroso e inflamable, etc., todo vale, ¿a ver
quién es el guapo que lo desdice?
Los
accionistas, los que se reparten cada año los beneficios de la empresa tendrán
algo que decir y mucha pasta que soltar, sería lo correcto. Los accionistas
debían saber que la empresa estaba siendo sancionada por alguna deficiencia,
siempre es así, pero siguieron pelando marisco, levantando las copas, brindando
y abriendo las carteras para recibir los dividendos. Y eso sucede porque nadie
se atreve a meter en mano en las fechorías empresariales. Ningún político se
atreve a proponer una ley de expropiación industrial para cuando un
incumplimiento es repetitivo. En esos casos en los que habiendo sido detectadas
deficiencias no se atienden, se les aplica la ley de expropiación, el Estado se
hace cargo de la empresa, subsana el mal, sigue la plantilla haciendo lo que
sabe hacer, se pone al frente un equipo independiente elegido por concurso
público de méritos… y a seguir funcionando. No todo va a ser privatizar, como
sí pusieron de moda los políticos hace cuarenta años. Si sus leyes permiten que
el colectivo social del Estado español pueda perder interesantes empresas de
sectores estratégicos y rentables, es lógico pretender que podamos hacernos con
empresas, igualmente rentables, que incurren a propósito en acciones de desobediencia
a las leyes o a las autoridades que velan por la seguridad y el bienestar de
todos.
Si a la
segunda sanción, se le hubiera aplicado la expropiación de la fábrica y se
hubieran subsanado los fallos apreciados, probablemente no estaríamos hablando
del bestial incidente pirotécnico y mortal. Al minuto, ya estaban las autoridades
diciendo que no se había dispersado sustancias tóxicas o peligrosas, ¿ya se
sabía realmente que era así?, ¡cuánto temen las autoridades al pánico de la
población!, como ellos pueden decir siempre lo que quieran y nosotros nos lo
tenemos que creer, ¿a ver quién es el guapo que dice lo contrario, con qué
equipos contamos para verificar o contradecir sus afirmaciones? Aprovechando
haber llegado hasta aquí, me gustaría enlazar con algo que creí oír hace unos
días con respecto a los alimentos más dañinos, me pareció escuchar que iban a
tomar medidas para paliarlo… subir los impuestos de esos alimentos insanos, ¿no
sería mejor prohibir su comercialización?, el tabaco anuncia en la cajetilla
que mata y la gente sigue comprándolo y consumiéndolo lamentablemente, aunque
los impuestos se los hayan elevado en varias ocasiones, ¡esa no es la
solución!, así solo se recauda más. Si verdaderamente se quiere hacer el bien
por la gente, lo que se ha de hacer es retirar la mierda de las estanterías de
los comercios.
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