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Hace unos
días, con motivo de haber conseguido la investidura Pedro Sánchez, algunas
emisoras de radio abrieron sus micrófonos al público para que le dijeran qué es
lo que harían si fuesen presidentes. Iba escuchando en el coche y podía
comprobar los pocos recursos, o lo poco que le importa a la gente todo el
entorno político del país. Al mismo tiempo, pensaba en difundir mis ideas, todo
lo que se me iba viniendo a la cabeza en aquel momento, sobretodo, porque en
muchas ocasiones le he dado vueltas a lo que, con sentido común, se debiera
mejorar o debiera cambiar.
No estaría mal
que los salarios de nuestros políticos estuvieran más próximos a los sueldos de
los trabajadores. No estaría mal que no fueran ellos los que fijaran cuánto van
a ganar, sino que lo hiciera la población. No estaría mal que habilitaran una
web para recibir sugerencias, quejas y propuestas de la ciudadanía y,
sobretodo, que las tuvieran en cuenta siempre que algunas fueran constructivas
y nos beneficiaran a todos. No estaría mal que hicieran una ley electoral
justa, en la que a todos les costara el mismo número de votos conseguir un
escaño, pero aún estaría mejor que la política fuera una cuestión de voluntariado
y verdadera vocación de servicio público, alternado con sus trabajos privados,
en el que solo se reunieran para fijar las prioridades de lo que reclame o
sugiera la ciudadanía mediante la web, pues para que se hagan las cosas ya
tenemos a un plantel de funcionarios. No estaría mal que se anulara la
prescripción de delitos, no puede ser que aquellos que cometieron delitos nunca
paguen por sus fechorías, muchas veces por su influencia y los palos que ponen
en las ruedas de la justicia. No estaría mal que se legislara para que todo el
que delinque deba saldar sus cuentas con sus víctimas antes de recobrar la
libertad, o sea, deberán devolver lo robado o resarcir a sus víctimas antes de
salir a la calle, aunque haya concluido la condena que fue establecida como sentencia cuando el delincuente fue
juzgado. No estaría mal que las prisiones se convirtieran en industrias para
que todos los presos tengan que trabajar y deban ganar un salario con el que
pagar su manutención. No estaría mal que ninguna fuerza política se considerara
oposición, sino una fuente de colaboración para entre todos lograr metas más
importantes para el bien de la ciudadanía. No estaría mal que cuando algún bien
es adquirido por la Administración, pueda ser disfrutado por la ciudadanía a
coste cero, puesto que es con su dinero con el que se ha pagado. No estaría mal
que se hiciera una auditoria a fondo de todos los gobiernos para reclamar, con
carácter retroactivo, todo lo que nos ha sido robado. No estaría mal que se
asegurara el pleno empleo, primero facilitando las mejores condiciones a los
empresarios para que den empleo, pero si así fuera insuficiente para alcanzarlo,
la Administración pública debiera comenzar a implantar factorías en diferentes
zonas de nuestra geografía, evidentemente ubicadas con cabeza y previo estudio
de viabilidad según demanda de ciertos productos por parte de la población. No
estaría mal que en cada municipio se implantaran plantas fotovoltaicas,
aerogeneradores, y si tiene costa, sistemas para aprovechar la energía de las
mareas para la obtención de electricidad, y servirla gratuitamente a sus vecinos. No estaría mal que el plan de
estudios fuera más real, o sea, que mientras estudias tengas varias horas de
trabajo en el sector y especialidad que se trate, de tal manera que cuando
finalizas tendrás la experiencia necesaria y la seguridad para abordar las
funciones correspondientes. No estaría mal que se dejaran de subvencionar
partidos políticos, sindicatos, asociaciones, fundaciones y Casa Real. Los
ciudadanos no somos Cofidí, ni una ONG tampoco.
No estaría mal
que nuestra sanidad cubriera los problemas de la salud dental, o que hubiera
plazas suficientes para que nuestros mayores a cambio de una parte de sus
pensiones pudieran ser atendidos correctamente en residencias públicas para
ancianos. No estaría mal que se antepusiera el aspecto humano al dinero en todo
lo que se proyectase como sociedad. No estaría mal que se eliminasen todas esas
maniobras fiscales “legales”, que hacen posible que millonarios paguen, en
proporción, menos que un trabajador. No estaría mal que se legislara la
expropiación industrial para los casos en que ciertos empresarios habiéndose aprovechados
de ciertas ventajas facilitadas por la Administración pública y teniendo
beneficios, toman la decisión de deslocalizar su industria para ir a ganar más
dinero en un país menos desarrollado.
Son muchas las
cosas que se podrían hacer, o las medidas que se podrían poner encima de la
mesa si alguien fuera el presidente del Gobierno, en todos los campos podríamos
pensar que podríamos mejorar tal o cual asunto y no terminaríamos.
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