Imagen: oKdiario.com
Sigo aquí, las
vacaciones comienzan su cuenta atrás, he sobrevivido a las altas dosis de azúcar
propias de estas fiestas, también al exceso culinario, a la variedad proteica
que suele acompañarnos en las mesas, al vino y a los licores. Sigo aquí, a
pesar del estruendo continuado que provocan las explosiones pirotécnicas, o de
respirar los aires viciados de pólvora. La vida continúa tras los tradicionales
gastos en regalos, o el obligado consumo de publicidad televisiva centrada en
los perfúmenes de todo tipo y procedencia. Seguimos juntos a pesar de que Pedro
y Pablo hayan firmado su acuerdo de Gobierno, y las voces más discordantes
anunciaran el final de los tiempos, la apocalipsis ibérica.
Es el primer
día de un nuevo ciclo, de un nuevo tiempo, de un año más en el que volveremos a
tener la oportunidad que siempre hemos tenido…, la de ser mejores personas, la
de darnos cuenta del engaño social, del secuestro que en nombre de una mal
llamada democracia sufre el ser humano. Estamos en el laberinto sin salida que
el capitalismo mal entendido, el que trata de ponerlo todo a su servicio, ha
fabricado o construido para que nosotros solo podamos transitar por su
interior, y en el que han sellado sus salidas, perpetuándonos en el papel de
engranaje del sistema generador de billetes, a través de nuestros esfuerzos y el
secuestro de nuestro valioso tiempo irrepetible.
Apenas pasan
las siete y media de la mañana, me he puesto a los mandos de mi portátil, escribo,
hago una de las cosas que en esta vida más me gusta, compartir unas letras,
poner mi granito de arena al servicio del despertar, si es posible. Si yo
entendiera que todo va bien para el ser humano, probablemente no escribiría, lo
hago porque siento que tengo algo que decir. Creo que debo manifestar mi
discrepancia con los intereses de algunos, de esos que lo han organizado todo
para que esté a su servicio y el de sus bolsillos. Pienso que debemos ser
tratados como hermanos, que constituimos un todo, y que nadie se merece una
vida de miseria, castigo y dolor. Todos podemos y debemos ser felices. Todos
tenemos que ayudarnos a transitar esta existencia con las necesidades básicas
cubiertas, y esto no se da en el mundo en estos momentos. Hay recursos para
todos, por lo que debemos compartirlos. Hay que dar la mano a los que menos
tienen y más necesitados están. Necesitamos transformarnos por el bien de la
humanidad, del resto de los seres vivos y del medio ambiente en general. Como
digo siempre, tenemos capacidad para mejorar nuestras relaciones y poner fin a
las atrocidades que, aún hoy, se siguen cometiendo para que crezca la riqueza
de algunos. Son intereses económicos los que mueven a medio mundo, y cuando
digo intereses económicos no me refiero a tener un trabajo como medio de vida,
sino a proyectar el mal sobre muchos para que unos pocos poderosos sigan
ganando. El fin de las guerras se ha de hacer realidad, no más muertes
inútiles, no más enemigos imaginarios, ni más motivos falsos para invadir y
reventar países o matar poblaciones enteras. Alimentos, medicinas y agua potable
para todos los seres humanos del Planeta…, lo contrario, como están las cosas ahora,
no tiene sentido.
Ya sé, me he
puesto demasiado serio para ser el primer día del año nuevo 2020, pero qué
mejor día para comenzar a transformarnos, por qué dejar pasar o perder un
valioso día si se puede evitar que alguna bomba más caiga y mate a personas… ¡hagámoslo
ya! Repartamos los alimentos, demos de comer a esas personas que van a perecer
si no consiguen comer en las próximas horas, hay tiempo para hacerles llegar la
comida. Establezcamos un plan para que esas zonas más deprimidas tengan la
tecnología básica necesaria para producir alimentos… ¡ayudémosles! Nunca es
tarde, si se trata de salvar vidas.
Después de
estos deseos, se me viene a la cabeza el mensaje del Rey, él no pronuncia ni
una sola palabra, ningún deseo de paliar los problemas en el mundo. Él no se
enfrenta verbalmente a los responsables de otros países donde esa tragedia
acontece, su mensaje es egoísta, se centra en España, pero sin levantar la
vista, sin mirar más allá, sin auxiliar a nadie más allá de las supuestas
fronteras mentales y físicas. Aunque Rey, no ha aprendido lo suficiente, es uno
más, no habla como ser humano, parece no importarle los problemas de los demás,
el sufrimiento de la gente a la que me he ido refiriendo. Tiene millones de
euros, pero no está inmerso en programas de desarrollo real de esas zonas
deprimidas, dudo que done maquinaria para esas gentes, supongo que tampoco
organizará expediciones de técnicos que den enseñanza a esas personas para que
puedan alcanzar su autosuficiencia. Nadie dice que lo haga como obligación del
cargo, sino como ser humano con suficientes recursos económicos para hacerlo,
en lugar de ello, destina una cantidad anual millonaria a sus hijas, que no
necesitan nada. Esta orilla es la del capitalismo y si tú a esa distancia no
tienes nada que le sirva o le produzca beneficios a los poderosos de este lado,
simplemente te dejan morir, no les importas nada, así de cruel es la historia
que ellos van forjando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario