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Open food
facts, hecho por la gente para la gente, para tratar de conservar la salud
mediante el conocimiento de lo que come, siguiendo un distintivo a modo de un semáforo
que contiene los colores que van desde el verde oscuro para la categoría A,
hasta el rojo para la categoría E, evidentemente aplicado este último a los
productos más nocivos para nuestra salud. El distintivo B es verde claro, el C es
amarillo y el D de color naranja, es una manera de informar al consumidor sobre
la calidad de lo que va a ingerir y lo perjudicial, o no, que puede resultar a
su organismo.
El nuevo
baremo basado en códigos cromáticos informa de la calidad nutricional de los
alimentos tomando en consideración la presencia de componentes perjudiciales
para la salud (azúcares, grasas saturadas, calorías o sal) y beneficiosos
(frutas y verduras, legumbres, frutos secos de cáscara, fibras o proteínas, que
indirectamente informan sobre la presencia de vitaminas y minerales). De esto
va a depender que en el frente de los envases de los productos podamos ver
resaltadas unas letras u otras, unos colores u otros. Este sistema de alerta y
etiquetado está respaldado por la doctora Pilar Galán, directora adjunta del
Equipo de Investigación en Epidemiología Nutricional (EREN). Además, funciona
como una base de datos que se amplía gracias a los usuarios que pueden
introducir nuevos productos que aún no se han registrado, bien porque la marca
no acepta que se etiquete con este baremo de calidades, bien porque nadie ha
incluido en la base de datos su información, puesto que también funciona de un
modo libre y colaborativo. Te puedes bajar la aplicación móvil Open Food Facts
y puedes colaborar incluyendo productos, que en base a ciertos porcentajes de
su etiquetado, la aplicación le asignará la letra y color correspondiente para
nuestra información.
Se me ocurre
con esto que hoy voy descubriendo, que igual que hay cantidad de gente dando
vueltas por la ciudad con su móvil en la mano cazando lo que ellos llaman
pokemon, podríamos todos bajarnos la aplicación y añadir productos de los
supermercados e hipermercados, aquellos que tengamos en casa, y consigamos una
basa de datos potente para el conocimiento de todos los consumidores, para que
nos alimentemos con un poco más de conciencia de lo que ingerimos; todo ello en
pro de obtener mejor salud y respetar todo lo que podamos nuestros órganos… si
ellos marchan bien nos encontraremos mejor, evitaremos medicarnos y sufrir los
efectos negativos o secundarios de ciertas sustancias extrañas a nosotros.
No estaría mal
hacerlo, necesitamos movimientos ciudadanos ajenos a las reglas marcadas por la
industria, porque esas son sus reglas, las que tratan de vender más cada día
sin importar, muchas veces, el precio que paguen los consumidores; y cuando
digo el precio que paguen, me refiero no solo al que vale el alimento en sí,
sino a las repercusiones de ingerirlo con frecuencia. La unión de la ciudadanía
en iniciativas como esta y otras muchas, son necesarias para mover a la
sociedad hacia donde a nosotros nos importa. En muchas ocasiones la industria
va hacia a donde a ella le interesa, pero sucede que sus intereses, en
ocasiones, más veces de las que serían deseables, se alejan de lo que interesa
o es bueno para la ciudadanía.
Hoy mismo voy
a bajar la citada aplicación a mi móvil y trataré de descubrir cuán útil pueda
ser, si es así, espero poder colaborar introduciendo información de productos
que todos vemos a diario en las estanterías de las tiendas. Si todos lo hiciéramos,
en poco tiempo tendríamos una base informativa de datos sobre productos
beneficiosos y perjudiciales para nuestra salud, algo que es bueno para todos…
¡pongámonos en movimiento!
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