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La ley mordaza
sigue en vigor, ayer pudimos ver como cuatro policías desalojaban de la acera,
frente a la sede del PSOE, a una persona mayor que hacia un escrache a favor de
la unidad de España. Le llamo escrache por usar el término que tiempos atrás se
puso de moda para estas acciones, pero la realidad es que el hombre solo estaba
en la acera con una pequeña pancarta manifestando sus ideas, ¿libertad de
expresión? No sé cómo lo entiende el partido aspirante a seguir gobernando,
pero quedó medianamente claro que no lo entiende así, y la policía debió
recibir alguna orden para quitar por la fuerza a aquella persona mayor de la
acera, ¿Ley Mordaza?
La izquierda
no es tan izquierda, ni tan roja, ni tan revolucionaria, ni está tan con el
pueblo como la derecha quiere hacer ver al colectivo; ni siquiera soporta una
protesta de un ciudadano… ¡se ha aburguesado! La izquierda, la que siempre fue
gran promotora de presiones sociales contra leyes injustas o escasez de
derechos para los ciudadanos, en 2020 no soporta la protesta, la libertad de
expresión, la crítica realizada públicamente por una persona. Casi todo está
adulterado, incluso las raíces ideológicas están mediatizadas por el
capitalismo… ¡el dinero lo puede todo!, hasta hacerte pensar diferente. La
izquierda de este país, y del mundo, ha coqueteado demasiado con bancos y
banqueros, con grandes empresarios, y ha abandonado aquella lucha contra las
injusticias sociales y laborales, esas acciones fueron apaciguadas con dinero,
con créditos concedidos y, posteriormente, condonados. Las políticas del país
han sido modeladas por el capital y los intereses de éste, es por ello, que la
izquierda ya no es tal, desde hace muchos años. Los sindicatos eran la punta de
la flecha de la lucha trabajadora, obrera, llegando a ser temidos por algunos empresarios
porque les limitaban sus planes de abusos con sus empleados; te paralizaban la
actividad en un pis pas, bloqueaban las entradas y salidas con cientos de
personas pancartas en mano, y se enteraba de las fechorías del empresario hasta
el último gato. Ahora, los sindicatos viven en una zona de confort bien
diseñada, amueblada y abastecida por el colectivo empresarial y gubernamental…
¡están bien subvencionados!, dejaron de servir a los obreros para servir a los
intereses del capital, también.
El capital
compró lo que suelen llamar paz social, ¿dónde estaban los sindicatos mientras
se aplicaban los recortes a todos los trabajadores de este país debido a una crisis
provocada por banqueros? ¿Dónde estaban mientras se deterioraba intencionadamente
las condiciones laborales de la gente? No les he oído reclamar a diario, como
tampoco se lo oigo a los políticos, salvo alguna excepción, que nos devuelvan
el dinero regalado a los bancos y cajas de ahorros. Todos…, sindicatos,
políticos, banqueros y algunos empresarios, generalmente de la construcción, ordenan
la vida en España al margen de lo que sea bueno para la ciudadanía, manteniendo
el difícil equilibrio entre mantenernos callados y arruinados. Algo que tampoco
es demasiado complicado, puesto que nos hemos vuelto demasiado cómodos, nos
sentimos en nuestra zona de confort y nos cuesta salir de ella, y cualquier
acción para rebelarnos contra las imposiciones injustas y que nos perjudican,
requiere abandonar la actitud sumisa generalizada de la población española.
Es por todo lo
dicho, que le temen a los brotes del despertar contra el avasallamiento de
poder al que nos tienen sometido, por eso sucede lo que ha sucedido con aquel
hombre que tiene los arrojos de colocarse frente a la sede del PSOE con su
pancarta y su protesta. Temen que en ese momento solo sea una persona, pero que
en momentos posteriores se puedan reunir veinte o cien. Entonces, se hace uso
de la mordaza y a echarle de mala manera, tienen que cortar de cuajo cualquier
derecho a protestar… así las gasta la supuesta izquierda, ¡esto da, pero que
mucha risa!
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