Ayer, tras almorzar, celebramos el sexto cumpleaños de nuestra nieta Samantha, mi mujer había comprado una tarta en un centro comercial para este motivo. Me dio por leer la etiqueta de la tarta y fue cuando decidí que no iba a probarla, siempre hay tiempo para tirotear a los órganos, la lista de ingredientes desconocidos, así como de "E" era fascinante, cualquiera sabe qué harán todos esas bombas de relojerías dispersas dentro de nuestro organismo.
Esta mañana, me he sentado en el salón, y me he llevado un buen rato conmigo mismo, a oscuras, pensando en todo eso de la etiqueta de ese producto artificial, pensando en lo dejado que está todo, en que no hay nadie que nos proteja, que vele por la salud de la ciudadanía, en que todo vuelve a ser negocio, intereses, y en que no hay ningún gobierno que sea lo suficientemente valiente como para trazar la línea roja que detenga la reposición de las estanterías de los centros comerciales con mierdas como esa tarta, y miles de productos que dañan la salud, que no alimentan y sí nos pueden perjudicar en cualquier momento de nuestras vidas.
La Administración Pública, precisamente, para velar por la salud y el bienestar de la población debiera controlar muy de cerca qué fabrican, qué envasan, cómo lo hacen, a qué van destinados los productos, las consecuencias de consumirlos, etc., y todo aquello que suponga un riesgo para la salud de las personas, debe retirarse de las estanterías de los comercios. Se deben prohibir toda clase de añadidos artificiales, el uso de sustancias ajenas a los alimentos, de productos químicos que cueste eliminar a nuestro organismo, o que para hacerlo comprometa la buena función de los diversos órganos de nuestro cuerpo. Debe existir un pacto por el dinero para que tanta porquería sea expuesta como bebida o alimento, cuando ni lo uno ni lo otro lo son, más bien son sustancias dañinas para el consumo humano. ¿No hay nadie que vigile de esto tan importante para la vida de los ciudadanos? No se puede continuar envenenando, engordando y hasta matando lentamente a la población. Todo no puede seguir siendo solo negocio. No se puede permitir que comamos y bebamos bombas porque de tomar las decisiones que habría que tomar, cerrarían muchas empresas e irían miles o millones de personas al paro. Hay que reciclarse, hay que reinventarse, hay que migrar a sectores que reclamen mano de obra y den trabajo. Hay que ir con los tiempos, y vuelvo a reivindicar que lo privado es una anomalía que le ha surgido a nuestro sociedad hace cientos o miles de años. Si todo fuera privado, la vida sería mucho más económica, ninguna empresa de las intervinientes lo haría con ánimo de lucro, se limitarían a fijar precios que solo cubrirían los gastos, sin beneficios. Además, si los gobiernos estuvieran vigilando lo que se hace y elabora, rigiéndose por lo que vengo reclamando, no pondrían en las estanterías mierdas como las que tenemos hoy en todos los centros comerciales, super, hiper, pequeñas tiendas, etc.
Sería muy necesario que un centro estatal de análisis de alimentos y bebidas, investigara con seriedad los alimentos y bebidas presentes en los comercios, y fueran rechazando y prohibiendo todos aquellos que de consumirlos a diario, supondrían un riesgo para nuestra salud. Nada de azucares añadidos, nada de acidulantes, espesantes, saborizantes, nada de "E" artificiales, nada de otras sustancias químicas ajenas a los alimentos y las bebidas, nada de sustancias refinadas... ¿Se imaginan?, ¿quedaría algo en las estanterías? ¿Alguien se atrevería a prohibir la Coca-Cola, los refrescos en general, toda la bollería, casi todos los dulces, y demás envasados de miles de procesados en los que han vertido miles de sustancias para engañar nuestro paladar y para conservar los productos mientras se venden? Estoy seguro que supondría una revolución, pero es tal por dejadez de todos los que han gobernado y no han vigilado como debieran para no hacer enfermar a la población. Todo es una cadena: comes y bebes mierda, enfermas irremediablemente, posible negocio para la sanidad privada y para la industria del medicamento... ¡Todo negocio!
Seguiremos...
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